27 SEBASTIÁN

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Mi hermano está de cumpleaños.

Cómo amo a ese idiota andante.

Tanto es mi amor por el que le voy a preparar un desayuno sorpresa, un poco cliché, pero me sabe a mierda, quiero sorprenderlo.

Preparé waffles con miel arriba, corté fruta, le preparé café y le compré un regalo que sé que le va a gustar mucho.

Miré la bandeja con orgullo, parecía más un desayuno que una chica enamorada haría, pero bueno, a la hora de ser detallista lo que importa es la intención, no importa si gastas mucho o poco dinero, lo importante es el sentimiento con que ofreces el detalle, el amor que plasmas en él.

Llegué a la puerta de su cuarto y antes de tocar escuché un grito, pero no de miedo, era de frustración, cuando agudicé más mi oído pude escuchar de qué se trataba.

—No me interesa mamá, no voy a tomar ese vuelo —Daniel sonaba molesto —.Mamá, entiende, no quiero pasar mi cumpleaños con ustedes, así que puedes pedir un reembolso, porque no voy a ir, entiéndelo —dijo tajante, conocía ese tono y no iba a cambiar de opinión —.Si quieren reparar lo que hicieron hace años, me disculpas, pero eso no se puede, bastante cumpleaños se perdieron, no quieran estar presente precisamente en este, que primero, me harán una fiesta; y segundo, mi novia va a estar conmigo, así que no insistas. Adiós y que la pasen muy bien en su cena privada en el mejor restaurante de la ciudad.

Supongo que colgó, porque después de eso solo hubo silencio. Entré sin tocar y lo vi sentado en la cama con las manos entre su cabello.

— Ey —dije en voz baja y el me miró, sus ojos brillaron cuando vio la bandeja y mostró una leve sonrisa —. Feliz cumpleaños hermano, te amo, Dani.

El soltó una carcajada y se recostó de la cama, me acerqué y dejé la comida en la cama, me senté delante de él.

—A pasado mucho tiempo de la última vez que me dijiste Dani —dijo mientras se llevaba un pedazo de fresa a la boca.

—Es un día especial, y quiero que sea el mejor.

Rio un poco, pero sin mucho ánimo. Cada vez que sus padres llamaban pasaba esto, siempre terminaban en peleas o en él llorando, nunca era nada bueno.

—¿Escuchaste lo que pasó?

—Algo —dije poniendo toda mi atención en él.

—Me mandaron un boleto de avión para hoy, sale en una hora, querían que fuera con ellos a Inglaterra, también, como siempre, depositaron una cantidad de dinero exorbitante cómo regalo de cumpleaños —siempre hacían eso, los cumpleaños pasados le daban dinero y cuando él les pedía ir con ellos para estar en familia, le decían que no, siempre diferentes razones, pero nunca diferente respuesta, hasta que Daniel dejo de pedir —,pero ahora la diferencia es que me exigieron que debía ir, por eso exploté. No sé qué quieren de mí, si tanto me aman como dicen, no me hubieran hecho a un lado desde el principio y se hubieran quedado conmigo, no me hubieran arrojado a los brazos de mi tía a casi nada de haber nacido, poniendo una carga sobre ella, me dejaron como si fuera una basura.

—No digas eso Daniel —lo tomé de los hombros e hice que me mirara —.Sabes que mi madre te ama con todo su corazón, sabes que ella está muy agradecida del gran chico que eres porque ella te crio así, te ama por ser su sobrino y por ser su hijo, jamás digas que eres un peso para ella, porque no es así. Eres mi hermano, no importa las cosas que puedan pasar, lo serás siempre, vales demasiado para esta familia —Daniel lloraba, gruesas lagrimas caían por sus mejillas, así que me abrazó.

—Te amo, Sebastián —dijo sollozando y le devolví el abrazo.

—Yo también hermano, y mucho —duramos así unos segundos de más y me separé de él poco a poco —. Es mejor que te comas todo esto, porque me esmeré mucho haciéndolo.

Lo que encontré en tiWhere stories live. Discover now