01 VALENTINA

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  Estaba frente a mi espejo analizando que era mi primer día de clases, aún tenía tiempo para arreglarme, eran las siete de la mañana y entraba a las ocho, ya me había bañado y solo estaba en ropa interior, tocaba mi cuerpo y bueno ¿qué puedo decir de él?, nada bueno en realidad. Fui a la cocina a desayunar, no tenía mucha hambre por los nervios que sentía, así que solo tome una manzana y volví a mi cuarto, ya en el reproduje la canción de Sleeping Whit Sirens–Better Off Dead en el reproductor de música, subí todo el volumen, me encontraba sola en casa, así que a nadie le importaría. Al escucharla me sentía en paz ya que sus notas, sus palabras, su sentimiento al cantarla, podía imaginar como si estuviera dedicada para mí, porque así me sentía todos los días, pensar que todo estaría mejor si yo no estuviera. Voltee a ver el reloj y eran las siete y media, me bastaba para ponerme el uniforme que consistía de medias largas, falda de color azul oscuro que me llagaba hasta las rodillas, camisa manga corta blanca, zapatos negros y mi toque personal una chaqueta de algodón color rojo, las chicas del instituto se veían muy lindas con él, pero yo era muy diferente, en pocas palabras era horrible, piernas flácidas, piel áspera, cabello reseco y lo más evidente en mí cuerpo muchos cortes en brazos, muslos y abdomen.

- Bueno a iniciar el primer día de este último año de mierda.

Salí de mis pensamientos al escuchar el timbre, tome mi mochila y baje corriendo las escaleras por la insistencia del sonido. Era Isabella, mi mejor amiga, tenía la piel morena, cabello negro hasta la mitad de la espalda, ojos marrón claro y un cuerpo muy lindo, la conocí cuando teníamos cinco años, ella era mi apoyo, siempre estaba cuando la necesitaba y no creo tener palabras para agradecerle cuanta mierda ha pasado conmigo.

Al abrir la puerta allí se encontraba ella, con una sonrisa de felicidad muy grande, la cual yo no tenía.

- ¡Vale! – grito con emoción al verme y me abrazo – ¿cómo estas mi Vale? – Me pregunto aun abrazándome, me separe de ella y la mire – sé que no quieres ir, pero tranquila, estoy aquí, así que vamos – se inclinó para cerrar la puerta detrás de mí, enredó su brazo con el mío y me hizo caminar.

Sé que debería de estar entusiasmada, pero para ser sincera cada vez que llegaba este día solo quería desaparecer, podía soportar las burlas, pero no dejaban de doler, cada insulto, mirada, gesto, todo lo hacían para lastimarme.

- Vale, Vale, ¡Valentina! – No me había dado cuenta de que Isabella estaba hablando, así que no le preste atención a nada de lo que dijo anteriormente - ¿me estas escuchando? – su mirada era de molestia, pero a la vez de preocupación, ella sabía que estos primeros días no iban a ser fáciles para mí. Pose mi mirada en ella y le sonreí dándole una respuesta a su pregunta. Suspiro y volvió a hablar –. Te decía que ¿si crees que entraran chicos guapos? – mi amiga es una seductora profesional, todo chico que veía que le gustara lo seducía, pero solo era por diversión, en lo único que nos parecíamos Isabella y yo es que éramos vírgenes, de mi era creíble, pero de ella se dudaba, mi mejor amiga era muy selectiva a la hora de conquistar a un chico, siempre le sacaba provecho a esa oportunidad, tanto como en trabajos, dinero y hasta accesorios y prendas de vestir que ella quería, era inteligente, pero eso sí, nada de romance, ni enamoramiento. Isabella solo una vez tuvo una relación estable que duro dos años, terminaron cuando ella tenía quince y el dieciséis, ¿la razón?, la engaño con otra porque esa chica le daba algo que mi amiga no, y si, era sexo. Desde ese día Isabella dejo de creer en los hombres y no se volvió a enamorar, solo les sacaba provecho sin ella dar nada a cambio.

- No lo sé y la verdad me da igual, hare como he hecho en los años anteriores, pasar desapercibido sin que nadie me note, en especial los chicos, soy buena para que ellos no se den cuenta de que estoy ahí.

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