22 VALENTINA

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- Hola preciosa – dijo una voz despertándome esa mañana. Ya habían pasado unos días del cumpleaños de Isabella y estamos de vacaciones por fin.

Una mano acariciaba mi cabello suavemente y cuando voltee a ver quién era me sorprendí demasiado.

- Mamá...- dije en voz baja y ella sonrió.

- Buenos días, mi niña – me dio un beso en la frente, no podía salir de mi impresión ¿Qué hacía aquí? Me levanté quedando sentada frente a ella.

- Pensé que no regresarían hasta después de navidad.

- Eso era lo planeado, pero pudimos resolver los casos pendientes y decidimos pasar navidad los cuatro juntos después de mucho tiempo – dijo con alegría y no pude evitar emocionarme. Me lancé a sus brazos y la abracé con fuerza.

- Que bueno que están aquí, eso merece que almorcemos juntos todos hoy.

- Me alegraría mucho eso, estoy cansada de comer recalentado.

Mamá asintió enérgica y bajó a la sala con Gabriel y mi padre mientras yo me cepillaba los dientes y me cambiaba. Me reuní con ellos y cuando vi a mi padre salté sobre el haciendo que me cargara.

- ¡Papi! – dije en un chillido y el rio mientras me movía de un lado a otro.

- ¿Cómo está mi niña? – me bajó y me besó la frente.

- Muy bien ahora que estamos todos reunidos otra vez – dije abrazándolo para después unirse mi madre y mi hermano.

Hacia tanto tiempo que no sentía este calor familiar que algunas lágrimas salieron de mis ojos. Esto era sentirse completo, sentir alegría de verdad, sentir que toda tu familia está aquí, contigo.

Nos separamos y decidimos comenzar a preparar el almuerzo. Decidimos hacer pasta con albóndigas, así que mi madre y yo hacíamos la salsa, mi padre las albóndigas y Gabriel la pasta. Mientras la comida terminaba de estar, decidimos de último momento hacer postre, mi madre y yo preparamos helado casero de vainilla y chocolate, dejamos que se congelara para comer luego. Ya todo listo y la mesa puesta mi padre decidió abrir una botella de vino, al sentarnos brindamos por estar todos reunidos y comenzamos a comer.

- ¿Y cómo estuvo tu graduación, hijo? – preguntó mi padre mientras se llevaba un bocado a la boca.

Gabriel aún seguía un poco incómodo por el hecho de que ellos no hubieran estado presentes, pero trató de disimular su molestia y comenzó a contarles como fue el acto, la fiesta, como se divirtió, estaba muy emocionado mientras hablaba, perecía un niño, no paraba, tenían un brillo en los ojos que no había visto antes, solo con Ada, y me ponía feliz eso.

- También estuvo presente mi nov... - no pudo terminar la frase porque un celular comenzó a sonar, todos nos miramos, en eso mi padre saco su celular y sin importarle que estábamos a mitad del almuerzo se levantó de la meza y se fue a hablar a su estudio, Gabriel y yo nos miramos, esto no podía estar pasando. No habían pasado ni dos segundos cuando a mamá le sonó su celular también y se fue detrás de mi padre.

Mi hermano y yo quedamos solos y en silencio, permanecimos así una media hora esperando a ver si regresaban a terminar de comer, pero cuando salieron del estudio solo nos dijeron que se tenían que ir al bufe que tenían aquí porque había surgido un problema y se fueron, dejando a Gabriel con media oración en la boca y con una sensación de abandono repentina.

No pude evitar levantarme de golpe e ir a guardar todo.

No podíamos tener un momento de alegría familiar sin que su estúpido trabajo estuviera presente, nos había durado mucho la alegría.

Lo que encontré en tiWhere stories live. Discover now