25 SEBASTIÁN

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Cuando la vi llegar, Dios, se veía preciosa, mi estrella se veía realmente brillante, ese vestido le quedaba realmente bien, esa sonrisa tan bonita que solo ella sabía hacer y sus ojos, siempre me han gustado mucho sus ojos, tenía ese brillo que tanto me encantaba, la observe por largos segundos hasta que su mirada llegó a mí, fue de total calma, ya no me veía como antes, con temor, con odio, su mirada estaba cambiando mucho, cada día podía asegurar más que ella estaba profundamente enamorada de mí.

Y yo de ella.

Todo ese rato que pasamos juntos fueron los mejores, el juego, que me hizo mucha gracia la cara que puso al descubrir que mi amigo era gay, tampoco tuvo miedo en beberse todo ese alcohol, de verdad tenía un estomago muy fuerte. El baile, no me cansaba de bailar con ella, sabia moverse, la primera vez que lo hicimos estaba un poco tímida, pero después se desató, así como ahora, quería demostrarme quien tenía el control, y claro que quería ser controlado por ella. Le bese el cuello y estaba levemente sudada, eso me hacía tenerle más ganas, también su olor era delicioso, olía a vainilla, noté como se estremecía y sonreí sin que se diera cuenta.

- Ven conmigo – dije cerca de su oreja, no dejé que dijere nada, no quería que se negara, así que solo la lleve escaleras arriba.

Cuando llegamos a mi habitación su mirada recorrió toda esta, mientras ella la detallaba, yo buscaba lo que le quería dar.

Cuando por fin lo encontré ella estaba parada en la ventana mirando a Isabella y Daniel, yo sonreí cuando él le beso la frente, ese era un gesto que el hacía cuando estaba muy enamorado de alguien.

- Se ven bien juntos ¿no crees? – dije posicionándome detrás de ella.

- Si, ellos merecen ser felices.

- ¿Ellos? – pregunte extrañado, Daniel no suele hablar de sus asuntos sentimentales con nadie que no sea yo.

- Si, Daniel me ha contado que no ha tenido muchas novias, solo relaciones efímeras, que Isabella es la primera por la que siente algo real – bueno es verdad, Isabella es la única de la cual Daniel ha estado totalmente enamorado al grado de cambiar por ella, eso demuestra lo mucho que la ama.

- Si, mi hermano merece a la mejor chica del mundo – dije y se me escapó una sonrisa, mientras Daniel sea feliz, para mí todo estaba bien.

- ¿Para qué me trajiste aquí Sebastián? – me puse un poco nervioso, pero trate de disimularlo poniendo una cara seria y sacando la caja de mi bolsillo para dársela.

- Debería ser yo la que te diera un regalo – dijo con gracia pero yo estaba juicioso, no quería que notara que estaba temblando por dentro, entonces cambió su sonrisa por una expresión como la mía – ¿Por qué me das esto?

- Lo vi y pensé en ti, dije que te lo daría cuando te volviera a ver y justamente es hoy – no me resistí, tenía que tocarla así que puse un cabello detrás de su oreja – Espero que te guste.

Al abrir la caja la sorpresa fue lo primero que se plasmó en su rostro.

- Esto es muy caro, no puedo aceptarlo – negó y quiso devolvérmelo, yo negué tomando su mano y poniéndolo en uno de sus dedos, sus uñas estaban pintadas de negro y perfectamente limadas, se le veían muy lindas.

- Alguien como tu merece esto y más, quédatelo, por favor, te lo pido – le supliqué, eso era un detalle que me salió del alma, quería que lo llevara consigo a donde quiera que fuera, porque en donde estuviera ese anillo, estaría yo con ella,

- Gracias, está muy lindo – me abrazó y yo también lo hice con fuerza, la quería muy cerca de mí – ¿Cómo sabes que me encantan las mariposas? – susurró separándose de mi haciendo que nuestras frentes quedaran juntas y nuestras narices rozándose.

Lo que encontré en tiWhere stories live. Discover now