Parte 26

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Lauren POV

Tras la muerte de mi abuelo habíamos estado más unidas, Camila no se sacaba el anillo de mi abuela del dedo, cuando iba a trabajar se lo colocaba en una cadena que colgaba de su cuello por miedo a perderlo. Pero cada vez que lo veía en su mano o descansando sobre su pecho, sentía una felicidad inexplicable.

Pero vivir con tu novia, que a su vez es tu compañera de piso desde hace 3 años no era fácil. Antes de empezar a salir juntas Camila y yo discutíamos con regularidad, nunca por nada importante, pero la convivencia nunca es perfecta. Pero ahora éramos una pareja y las pequeñas discusiones ya no se arreglaban con una caja de pizza o una tableta de chocolate.

Aquella mañana me desperté y mi novia no estaba a mi lado, tenía turno de mañana en el restaurante. Cuando me levanté de la cama observé mi habitación y vi en el suelo por lo menos 4 camisetas, me llevé una mano a la frente tratando de tranquilizarme. Yo siempre había sido la más organizada de las dos, y normalmente las discusiones sobre el desorden que dejaba Camila allí por donde iba se reducían a los espacios comunes. Pero ahora la joven de ojos marrones había empezado a extender el caos a mi propia habitación.

Llevábamos 4 meses juntas, y puede que hubiese ignorado las camisetas en el suelo de mi habitación y los calcetines debajo de mi cama, pero estaba llegando al límite y sentía que estaba a punto de estallar. Cada vez que mi novia llegaba a casa, se sacaba la ropa y la dejaba caer en el primer sitio que encontrase, cuando tocaba la guitarra en el salón nunca la llevaba a su sitio, y el apartamento estaba lleno de vasos de agua vacíos que Camila iba olvidando por las distintas habitaciones.

Me agaché y recogí las camisetas suspirando y las dejé caer en el cesto de ropa sucia que había en una de las esquinas de mi habitación No es tan difícil, pensé. Cuando llegué al salón sentí ganas de gritar, había un libro abierto en el sofá, una manta arrugada en el suelo, un vaso vacío sobre la mesa y unos calcetines en el suelo. Sabía que estaba exagerando, pero estaba de mal humor, coloqué los distintos objetos en su lugar y suspiré Tranquilízate Lauren, no es para tanto. Tras hacerme una taza de té me dirigí al baño y vi dos toallas mojadas en el suelo y un cepillo para el pelo junto al grifo. Apoyé mis manos en los bordes del lavabo y me miré en el espejo. Recogí el desorden de Camila y me di una ducha, cuando terminé hice distintos recados y finalmente preparé algo de comer, mi novia llegaría en media hora y aunque seguía de mal humor, hice un esfuerzo por tranquilizarme.

Camila llegó en el momento perfecto, justo cuando apagué el fuego la puerta del apartamento se abrió, segundos después unos brazos me rodearon por la espalada y sonreí, mi mal humor comenzó a disiparse. Me di la vuelta y le di un beso en los labios.

"Hola" Dijo ella sonriéndome y mirándome con aquellos ojos marrones que me volvían loca.

"Hola" Contesté simplemente.

"Te quiero" Dijo ella y yo suspiré apoyando mi frente en la suya, ¿Cómo podía enfadarme con una persona tan adorable?

Antes de poder contestarle me dio otro beso y salió de la cocina, supuse que para sacarse el uniforme. Serví la comida y me senté a esperarla, un minuto después entró por la puerta con una de mis camisetas y no pude evitar preguntarme si su uniforme estaría en el cesto de la ropa sucia o sobre el suelo de mi habitación, pero sacudí la cabeza tratando de olvidar mi enfado anterior y disfruté de su compañía mientras comíamos.

Cuando terminamos Camila se levantó inmediatamente a fregar los platos y recoger la cocina, sabía que cuando dejaba todo tirado no lo hacía a propósito simplemente no se daba cuenta, así que me quedé en la cocina hablando con ella mientras terminaba de recoger todo. Cuando terminó me dio la mano y tiró de mi llevándome hasta el salón donde nos acurrucamos en el sofá a ver una película.

Más que compañeras [Camren]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora