• Four: Frustrated •

573 82 102
                                    

-Parecemos unos benditos acosadores.

Se quejó Hyunjin, siguiendo a su primo. Jay había decidido que era una gran idea seguir a Jungwon, por lo que ahora se encontraban corriendo en puntillas debido a que habían perdido de vista al pelinegro y al rubio. Por su parte, Jungwon iba más que alegre al lado de Ni-ki, inhalando su dulce aroma a menta. El más alto hablaba hasta por los codos, el mayor solo lo veía casi babeando.

-¿Wonie?

-Eh, ¡Si!, ¿Qué pasa?

Espetó Jungwon, ruborizado. No podía evitar pensar en la hermosa sonrisa de su menor y aquella melodiosa voz que lo hacía delirar. Yang Jungwon estaba ridículamente enamorado de un chico que lo veía únicamente como su hermano mayor-menor. Chistoso, ¿No?

-Que invité a mi primo, Beomgyu. ¿Te acuerdas de él?

Yang hizo una mueca, saliendo de su burbuja de perfección y adoración. ¿Había invitado a su primo? Bien, definitivamente tenía cada vez menos oportunidades con el japonés. Asintió con la cabeza e hizo una forzada sonrisa de amabilidad, mientras veía a un chico pelinegro acercándose animadamente.

-¡Hola chicos! ¿Cómo están?

Inquirió el muchacho de lentes. Era una persona que transmitía calma, pero a la vez, se podía ver a leguas que era tan o más hiperactivo que Nishimura Riki. Jungwon hizo una pequeña reverencia, saludando al mayor. Ya se habían visto muchas veces, en cumpleaños y situaciones por el estilo. No le desagradaba, realmente le parecía un chico muy dulce e interesante, pero no lograba salir de su desilusión. Porque vamos, Yang, en su mente inocente y soñadora, creía que él y su menor tendrían una cita. Ahora el universo le decía "En tu cara, freaky".

-Oh, no sabía que trabajabas, pequeño Won.

-Si bueno, papá nos dijo a Ginie Hyung y a mí que ya debíamos conseguir un trabajo. No puede solo con dos adolescentes que comen como camioneros.

Beomgyu rió suavemente. Diablos, se le dificultaba la tarea de odiar que estuviera ahí; era en definitiva una persona muy agradable. Jungwon no había llevado ropa de cambio debido a que siempre salía del trabajo directo a casa, por lo que seguía con su overol azul. Las botas lo hacían ver un par de centímetros más alto, pero aquel 1,67 jamás iba a desaparecer. Las vitaminas que tomó durante un año lo hicieron crecer tres centímetros, pero desde los 14 seguía midiendo lo mismo. Siempre se quejaba de lo bajito que era, pero muy en fondo, amaba ser mucho más bajito que el chico que lo traía loco. Era extraño, pero eso le encantaba.

-¿Won?

Ambos lo veían, debido a que se había quedado pensando otra vez en aquello y no prestaba ni mínima atención a lo que el par decía. Sus mejillas se pintaron de carmín nuevamente y preguntó qué sucedía.

-Que si quieres ir al arcade.

-Oh, claro, vamos.

Asintió Yang, fingiendo emoción. ¿Por qué es tan difícil esto del amor? Debería ser más una maldición que otra cosa. Siguió por detrás al par de primos que hablaba con mucho ánimo. De pronto se sintió observado, por lo que miró con curiosidad a su alrededor para ver quien lo estaba viendo, pero no encontró a nadie. Arrastró su menudo cuerpo hasta la sala de videojuegos, para intentar no pensar tanto. Quizá ya era hora de dejar ir aquellos sentimientos por su mejor amigo, porque vamos; eso jamás lo llevará a ninguna parte. Ni-ki simplemente no estaba interesado en él y eso se veía a kilómetros de distancia. Pero no sabía si quería hacerlo, hasta que llegaron al mostrador, donde un chico de cabello rosa los atendió.

-Bienvenidos al arcade, soy Sunwoo, ¿En qué los puedo ayudar?

-Yo... eh...

-Queremos una tarjeta, por favor.

You just want Attention [ʲᵃʸʷᵒⁿ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora