12

8.1K 681 7
                                    

Matthew

-¡A beber!-grito Erahia con una gran sonrisa.

Todo iba bien hasta que el alcohol comenzó a hacer efecto en ella.

Sonreí inconscientemente al verla de esa forma, ¿quién diría que no soportaba el alcohol?

-¡Oh!-me señalo-Matthew está sonriendo.

Reí meneando la cabeza.

-Erahia, ya estás borracha-suspiro su amigo levantándose de la silla para acercarse a ella. Me puse serio de repente ante el desagrado que eso me provocó-vamos, te llevaré a la habitación.

Bien, debía intervenir.

-Yo la llevo-dije poniéndome de pie con las palmas de las manos apoyadas sobre en la mesa.

-Estoy bien-hizo un puchero provocando que mi recelo de ver a Joshua disminuyera, solo un poco-¡Chicos! ¡Perdimos a Zoe!

Joshua suspiró frustrado.

-Está en el sofá durmiendo-dijo señalando al mueble a unos pasos de ellos.

Era bastante obvio que mi prima era prácticamente un oso invernando cuando dormía. Nada podía despertarla cuando se encontraba así.

-¿Qué?-Erahia se puso de pie tambaleándose a lo que su amigo y yo intentamos acercarnos.

Tomando la silla como apoyo se volteó hacia el sofá.

-Es cierto-rio divertida-ahí está.

Rodeé la mesa y una vez que estuve a su lado estiré mis brazos.

-Vamos linda, te llevo a la cama.

Al principio me miró sorprendida pero después, con una sonrisa boba en su rostro, se lanzó hacia mi abrazándome. Por suerte logré sostenerla a tiempo.

Con sus manos enredados detrás de mi cuello se volteó mirando de costado a su amigo.

-¿Tu qué harás?

Debía admitir que estaba impresionado de la forma en la que hablaba sin arrastrar las palabras.

Joshua se encogió de hombros.

-Me quedaré un rato y después iré a la habitación.

Un momento.

-¿Te quedarás a dormir?-no quería que sonara mal, pero mi tono molesto salió sin mi consentimiento.

-Si.

¿Por qué diablos Erahia dejaba que un chico se quedara a dormir en su apartamento?, es su amigo, lo sé, pero ¿no podría ser más precavida?

-¿Algún problema?-pregunto Joshua con las cejas alzadas y una sonrisa que no me gustó ni un poco.

-Espérame-dije colocando el brazo de Erahia en mi cuello y mi mano en su cintura. Su contacto se sentía tan bien-todavía queda alcohol y la noche aun es joven. 

-¡Más te vale aguantar!

Gritó a mis espaldas ya que había comenzado a caminar hacia-donde minutos antes lo habían mencionado-el cuarto de Erahia.

Con cuidado de no soltarla, encendí la luz y cerré la puerta.

Hacía rato no la escuchaba hablar por lo que me voltee ligeramente hacia ella encontrándome con su mirada sobre mi rostro. 

-¿Te gusta lo que ves?-hable con mi mejor sonrisa coqueta.

-¿Tu qué crees?-dijo acercando su rostro al mío.

Oh no, yo conocía este juego.

Por supuesto que estaba más que encantado de ceder, pero no así, no con Erahia enceguecida por el alcohol.

-Ven, te dejaré en la cama.

Tome su brazo que estaba rodeando mis hombros y afloje mi agarre en su cadera.

Todo sucedió tan rápido que apenas tuve tiempo de reaccionar.

En un segundo Erahia me había lanzado sobre su cama posicionándose sobre mí.

-Erahia-dije en tono de advertencia intentando apelar a su racionalidad que esperaba que todavía tuviese-estás borracha. 

Pero no sirvió de nada, se acercó con una sonrisa gatuna y comenzó a besarme.

No recuerdo exactamente en que momento había cerrado los ojos, solo sabía que mi cuerpo había reaccionado con completa fluidez ante ella. Fue casi mecánico, como si activase algo guardado en mi interior que solo respondía a su toque.

Dios, esto se sentía increíble. Sus labios sobre mi, su cuerpo rozando el mío hasta el punto que odiaba el hecho de que ella y yo siguiéramos con ropa.

Creía que nada podía ser mejor que esto hasta que ella introdujo su lengua abriéndose paso, ahí fue cuando supe que estaba tocando el mismo cielo, agradeciendo a quién fuese por haber hecho que en esta vida recibiera algo tan asombroso como esto. 

Se separó de mi agitada, podía ver sus ojos brillando con claridad y sus labios hinchados, diablos, como adoraba que estuviesen así por mí. Su mirada azulada me dejó atrapado, un momento....¿azulada? 

Me perdí en mis pensamientos buscando alguna explicación al cambio de color de sus ojos cuando repartió besos por mi cara y bajó hacia mi cuello provocándome una serie de escalofríos placenteros, haciéndome olvidar todo lo demás.

Su mano tanteo con cuidado mi camiseta y la introdujo tocando mi abdomen.

Sintiendo mi respiración agitarse miré hacia el techo intentando recuperar la poca compostura que me quedaba, si es que todavía la tenía. Me impresionaba la forma en la que mi cuerpo reaccionaba a ella, como si le perteneciese.

Oh no.

Me asusté ante tal pensamiento haciendo que mi mente se aclarara, baje mi mirada tomando a Erahia, pero era extraño, hacia unos segundos había dejado de moverse, pero seguía sintiendo  su respiración en mi cuello.

Busqué su rostro frunciendo el ceño.

Genial, provocaba una situación increíblemente grande en mis pantalones y se quedaba dormida.

Grandioso.

Apreté mi mandíbula frustrado y la tomé de los brazos intentando separarla cuando sentí un gruñido salir de ella.

De alguna forma me parecía divertido escucharla gruñir.

Volví a bajar mi mirada comprobando que todavía seguía dormida, por lo que no frene mis intentos de separarla.

Finalmente, después de unos cuántos gruñidos más y algunos tirones de mi parte, logré salir de la cama y recostarla completamente.

En verdad quería con todas fuerzas molestarme por lo que había hecho, pero no podía, la imagen de ella durmiendo sacaba cualquier emoción negativa que tuviese.

Suspiré rendido e inclinándome sobre ella tomé su rostro y besé con cuidado su frente.

Me quedé así por unos segundos disfrutando por ultima vez del exquisito contacto de su piel.

Me separé sabiendo que si permanecía allí no saldría por lo que quedaba de la noche, y debía encargarme del imbécil que creía tener derecho a dormir en el mismo lugar que ella solo por ser su amigo.

Acomodé mis pantalones intentando calmar la exaltación de antes al mismo tiempo que salía de la habitación.

ErahiaUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum