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Giré en frente de mi espejo de cuerpo completo aprobando mi atuendo.

Finalmente había terminado con los exámenes de la semana por lo que esta noche me encargaría de relajarme.

Escuché la puerta de entrada siendo abierta y sonreí sintiendo como un aroma avainillado inundaba todo el departamento.

-¡Erahia!¿Dónde estás?

-¡Aquí!-grite para seguidamente girarme hacia la puerta.

Tragué saliva al sentir mi boca seca.

-Hola mi Alfa-sonrió coqueto apoyando su costado en el marco.

Tenía unos vaqueros y una camiseta negra debajo de una chaqueta de cuero.

Se veía increíblemente apetecible.

-Tu tampoco estás para nada mal.

Abrí mis ojos como platos recordando que el vínculo se había profundizado.

Debido a la marca éramos más sensibles el uno con el otro a tal punto que hasta podíamos sentir parte de los pensamientos o el humor del otro.

-Dijimos que íbamos a intentar controlarlo-dije en un puchero recordando la conversación que tuvimos cuando supimos todo esto.

-Lo intento-se encogió de hombros caminando hacia mí para tomar mi cintura-pero a veces me desconcentro.

Levanté mi mirada conectándola con sus profundas esmeraldas. Sonreí enredando mis brazos en su cuello.

-Hola-hable alternando mi mirada entre sus gemas y sus labios que gritaban ser besados.

-Hola mi Alfa.

Adoraba escucharlo decirme así, yo era tanto suya como él era mío.

Con cuidado de no alterar el ambiente nos fuimos acercando lentamente.

Gruñí a unos escasos centímetros de su rostro escuchando mi teléfono sonar de fondo.

-Atiende-dijo Matt sin separarse-debe ser Joshua.

Suspiré antes de dejar un fugaz beso en sus labios para acercarme hacía el aparato del infierno.

Escuché la risa de mi mate de fondo haciendo que sonriera.

Hubiese querido que ese momento se congelará, y lo desee con todas mis fuerzas cuando leí el mensaje de mi celular.

No perdí ni un segundo más cuando de forma apresurada dejé el celular sobre la mesa de noche y me acerqué a mi guardarropa.

Esta ropa no era la indicada.

-¿Erahia?-pregunto preocupado Matt llegando a lado-¿Qué sucede?

Tiré las prendas sobre la cama y até mi cabello en una coleta alta.

-Hubo una emergencia en las manadas-dije sacándome los tacones con un poco de plataforma-debo dirigirme allí de inmediato.

Sentí un tirón en mi mano cuando me acerqué a la cama por la ropa.

Acelerada levanté mi mirada. Sentí todo mi cuerpo de piedra con la imagen en frente de mi.

-No vayas-rogó-por favor, no vayas.

Apreté mis labios sintiendo mi pecho estrujarse; no quería verlo de esa forma. Sus bellas esmeraldas verdosas me miraban cargadas de dolor, preocupación y... desesperación.

-Matt-murmure levantando mi mano para tocar su mejilla, con suavidad se inclinó sobre ella cerrando sus ojos-debo ir, no puedo rehusarme.

-Si puedes-dijo abriendo sus ojos-no tiene la obligación de protegerlos.

Si la tenía, pero sabía que, aunque se lo dijera, no podría convencerlo y yo no tenía mucho tiempo.

Caminé unos pasos hacia atrás.

-Lo siento-dije tomando mi ropa echándome a correr hacia la salida.

-¡Erahia!

Su grito fue lo último que escuche antes de salir por la puerta y enviarles un mensaje a mis madres.

En un segundo me encontraba en medio de toda la manada, la cual se encontraba luchando con lo que por el mensaje sabía que eran cazadores.

Aquí vamos.

ErahiaOù les histoires vivent. Découvrez maintenant