38

6.1K 525 3
                                    

Masajee mis hombros caminando hacia la entrada de mi departamento.

La batalla había durado un día, pero tuve que quedarme un día más para asegurar el territorio.

Para mi mala suerte, había perdido mi examen y tenía que recuperarlo, pero en este momento ese era el menor de los problemas.

Sabía que tenía que hablar con Matt después de mi desplante de hace unos días. No estaba segura que le iba a decir, pero intentaría convencerlo que todo estaba bien, y el no tenía que preocuparse por nada.

Cuando estuve en la manada le había enviado algunos mensajes para hacerle saber que me encontraba bien. Cada una de sus respuestas fueron un simple "bien", lo cual me molestó, pero sabía que no tenía ningún derecho a molestarme con él.

En el segundo en el que atravesé la puerta fui atrapada por un par de brazos.

-Gracias a Dios que estas bien-susurro.

Estaba sorprendida por el repentino abrazo, pero eso no me impidió rodearlo con mis brazos y hundir mi rostro en su pecho.

No importaba que hayamos estado separador por poco tiempo, nunca me iba a cansar de extrañar esta calidez.

-Ya estoy en casa.

Y esta vez en verdad lo estaba.

.....

Luego del recibimiento de Matt nos encontrábamos sentados uno al lado del otro en el sofá de la sala.

Lo observé atenta esperando por lo que dijo que era importante.

-Quiero que me transformes en un lobo.

Apreté mi mandíbula al escucharlo; estaba sorprendida, pero también muy asustada.

-¿Por qué?-pregunte intentando poner en orden mis pensamientos.

-Quiero ser útil-dijo suspirando.

-Lo eres-lo decía completamente en serio-no tienes una idea de cómo estamos Akira y yo con tenerte.

-No se trata de eso-meneo su cabeza negando-solo fueron dos veces en las que fuiste a pelear desde que nos conocemos, y sentía morir con cada una de ellas.

-Cumplí mi promesa, esta vez no me hicieron ni un rasguño.

Estaba asustada.

-Lo sé, pero aun así no quiero volver a dejarte ir sola-dijo insistente-esta vez quiero ir contigo y pelear a tu lado.

Apreté mis puños sobre mi regazo.

-No vas a pelear nunca-dije enfurecida de solo imaginarlo.

Lo miré fijamente.

El campo de batalla era un lugar horrible para cualquiera, nadie que tuviese la posibilidad de elegir, debía ir. Como lobos, estaba en nuestro instinto pelear y no dejarnos amedrentar, pero eso no quitaba el hecho de que pusieras tu vida en juego.

-Mi decisión ya está tomada Erahia-baje mi mirada al ver como sus manos acariciaban las mías haciendo que inconscientemente me relajara, su toque siempre me relajaba-solo quiero que tú me apoyes en esto.

-Si tú eliges esto, elígelo por ti mismo, no lo hagas por mí. Soy lo suficientemente fuerte como para no morir de esa forma.

Me solté de su agarre y me puse de pie. Era mi mirada furiosa enfrentada con su mirada dolida.

La transformación podía arrebatarle su vida si no la soportaba y yo no pensaba apoyarlo en algo que lo arrebataría de mis manos.

-Me iré a dormir-declare-espero que para mañana tu cabeza se enfríe lo suficiente y puedas pensar con claridad.

Y con eso me dirigí a mi habitación.

ErahiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora