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Matthew

El primer día fue bastante extraño, pero pensé que estaría ocupada debido a los exámenes de la semana entrante.

El segundo día comenzaba a asustarme y en la noche le envié mensajes y la llamé, nunca contestó. Intenté tranquilizarme hasta el otro día, pero ese día en específico tenía un mal presentimiento y un malestar recorriéndome todo el cuerpo.

Quería convencerme de que todo estaba bien y que debía darle su espacio, pero sentía una molestia en mi pecho.

-Amigo-dijo Joshua sentándose a mi lado en la cafetería-¿Estás bien? Pareces nervioso.

Ya no aguantaba.

-¿Dónde está Erahia?-pregunte intentando no sonar preocupado.

No la había visto en la universidad desde el lunes que la vi a lo lejos en su casillero. Joshua me había dicho que ella iba a las manadas los fines de semana, así que era imposible que esté en una manada ahora.

-Hubo una emergencia en un territorio-no, no, no-al parecer hubo un ataque de vampiros renegados.

Sentía como mi alma abandonaba mi cuerpo.

-¿R-r-enegados?

-Sí, son exiliados de la comunidad vampírica, como no son controlados hacen lo que quieren-dijo encogiéndose de hombros-eran demasiados para que la manada los contuviera, así que llamaron a Erahia.

¡¿Por qué diablos no estaba preocupado?!, Erahia no me contestaba el teléfono y sentía que algo andaba mal.

-Oye tranquilo-dijo tomando mi hombro-Erahia es parte de la defensa de las manadas, es su trabajo-sentía que en cualquier momento iba a golpearlo-no es la primera vez que va a pelear.

¡Erahia no tiene ninguna obligación de protegerlos!, quería gritar, pero sabía que, aunque lo hiciera, no iba a ayudar en nada.

El sonido de mi teléfono me sacó de mis pensamientos.

Era un mensaje: "Acabo de llegar a casa, lo lamento, no tuve el teléfono conmigo".

Eso fue suficiente para que me levantara de forma abrupta y echara a correr al estacionamiento con los gritos de Joshua a mis espaldas.

Erahia

Después de tomar mi medicación me acerqué al fregadero para lavar mi vaso sintiendo una molestia en mi abdomen.

"Lobo incompetente", gruño mi loba.

"La mayoría de ellos eran aprendices Akira"

"Por su culpa estamos así"

Mi trabajo era atacar y proteger a los miembros de la manada, esto era un rasguño bastante común para mí.

Mi cuerpo no tenía cicatrices porque mis madres se aseguraban de borrarlas cuando tiempo después descubrían que me había lastimado en batalla.

Solía esconderles esta clase de cosas para no preocuparlas, pero tarde o temprano terminaban descubriéndolo.

Sequé el vaso ahora limpio y lo guarde en la gaveta cuando escuché el timbre.

Cuando no esperaba a nadie no solía contestar, pero Akira estaba inquieta así que esta vez me acerqué al intercomunicador.

-Ábreme Erahia.

Miré el teléfono confundida antes de apretar el botón que abría la puerta principal.

"¡Matt!", chillaba Akira.

Solo fueron un par de minutos cuando escuché unos golpecitos en la puerta.

Matthew

Esperé impaciente hasta que la puerta fue completamente abierta.

-¿Matt?¿Qué sucede?

Molesto la esquivé y pasé al interior de la casa.

-¿Que qué sucede?-dije apretando los puños a mis costados mientras la veía cerrar la puerta-no contestas el teléfono, desapareces de la nada y ¡¿Me preguntas que sucede?!

Se sobresaltó ante mi repentino grito.

Por una fracción de segundo pude ver como contraía ligeramente su rostro, algo andaba mal.

-Hubo una emergencia-dijo apenada-lo lamento, no era mi intención preocuparte.

Tomé una ligera respiración acercándome a ella y comenzando a escanearla.

-¿Qué haces?-pregunto desorientada.

-¿Dónde te lastimaste?-pregunte mirándola fijo.

-¿Qué?¿De qué hablas? Estoy bien.

No me sorprendía que intentara ocultarlo.

Detuve mi búsqueda cuando identifiqué un pequeño bulto en el lado derecho de su camiseta.

Erahia

Me congelé en mi lugar viendo como con cuidado acercaba su mano al final de mi camiseta.

Alterada lo detuve, no quería que viera la herida.

-Suéltame-dijo molesto fulminando mi mano sobre la suya.

-No es nada, solo es un rasg...

-Erahia-me corto, sentí un escalofrío recorriéndome al escuchar su voz autoritaria-suéltame.

No me gustaba que se enojara conmigo.

Desconfiada comencé a bajar mi mano sin despegar mi mirada de su rostro, incluso permanecí estática en mi lugar cuando sentí como mi camiseta era levantada para darle lugar a mi vendaje atado con cinta médica.

-Estas lastimada-susurro Matthew subiendo suavemente su mano hacia la gasa-te lastimaron.

Me quedé en silencio, tenía miedo de que si decía algo se enojaría conmigo.

Con sumo cuidado, como si temiera romperme, levantó su otra mano y tomo mi mejilla. Por inercia mi rostro se inclinó queriendo más de su contacto.

-¿Estas bien?

A ti te tiembla el labio y parece que en cualquier momento comenzarías a llorar, ¿y me preguntas a mi si estoy bien?

-Si, es solo un rasguño.

-¿Cómo te hicieron esto?

-¿Quieres aprender cómo lastimar a un lobo?-era una broma pero Matthew me observó como si fuera la peor persona del mundo.

-¿Esto te parece gracioso?-dijo apretando los dientes alejándose completamente de mí, dejando frío los lugares dónde estaban sus manos-te lastimaron, estuve preocupado a muerte y ¿bromeas al respecto?

-¿Por qué te enojas conmigo?-pregunte frunciendo el ceño.

-Porque haces de menos el hecho de que te hayan lastimado-dijo tomando su cabello cerrando sus ojos-lo siento, es solo-suspiro volviendo a abrir sus ojos.

Caminó de nuevo hacia mi acunando mi rostro en sus manos apoyando su frente sobre la mía.

-Eres la mitad de mi alma-susurro haciendo que sintiera una presión en el pecho-por favor, te ruego que la cuides.

Matthew

Sentí mis manos mojadas haciendo que volviera a abrir mis ojos.

-Lo siento-me quedé atónito ante la imagen en frente de mí. Erahia tenía sus ojos empañados y sus mejillas repletas de lágrimas cayendo sin parar-en verdad lo siento.

Tomé aire acercándome a ella y tomándola entre mis brazos tratando de no hacerle daño en la herida.

Mis ojos comenzaron a inundarse mientras escuchaba a mi loba sollozar y temblar.

ErahiaUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum