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Estacioné el auto en la entrada de la manada y me giré hacia es desperdicio de lobo a mi lado.

-Bájate-ordene.

-Podrías haber sido más gentil-dijo intentando levantarse.

Tenía sus lentes de sol puestos y a leguas se notaba que estaba pasando por una resaca de las peores.

-Salimos muchas horas después de lo que habíamos planeado por tus dolores de cabeza-dije molesta-incluso frene cada diez minutos por tus estúpidas náuseas.

A la lejanía podías ver como el sol estaba comenzando a ocultarse.

-Pues lamento haber sido el único divertido de la noche.

Apreté la mandíbula controlando mis inmensas ganas de golpearlo. Suficiente tenía con mi propio drama como para ocuparme de él.

-Si no quieres ser mi saco de boxeo por toda la noche, te recomiendo que te bajes.

-Ya voy, ya voy-dijo abriendo la puerta del auto, cuando pensé que finalmente se iría volvió a asomarse-¿Podrías bajar mi valija?-lo fulminé con la mirada-bien bien, yo me encargo.

Cerró la puerta y rodeó el auto hacia el baúl y cuando escuché que ya estaba todo listo aceleré.

"Amargada".

Cambié la marcha con una sonrisa malévola en mi rostro.

"Aun puedo darme la vuelta", amenacé.

"Que tengas buen viaje Alfa".

Rodee los ojos, cobarde.

Intenté respirar tranquila y relajarme, estaba cansada física y mentalmente por haber manejado por horas y lo único que quería era recostarme.

Solía tener una gran resistencia, pero desde hace un tiempo que parecía que eso había cambiado.

"Nuestro mate" lloriqueo Akira.

Si, él había sido la razón por la que nos habíamos relajado. Me sentía tan molesta con él, si no quería estás conmigo ¿por qué no era sincero? ¿Por qué seguía ilusionándome?, porque si, estaba de pies a cabeza colada por él.

Apagué el motor de auto una vez que lo estacioné dentro de la cochera del departamento y apoyé mi espalda sobre el asiento levantando mi cabeza hacia el techo.

Tomé unas cuantas respiraciones intentando serenar mis pensamientos que lo único que hacían era empeorar la situación.

Cuando hablé con Matthew la noche anterior me moría por salir y desquitar todo mi enojo con alguien, pero como estaba acostumbrada a guardar mis fuertes emociones en un cajón para no causar mayores problemas, simplemente me acosté e intente inútilmente dormir.

Rogando por recostarme para olvidarme de mis problemas salí finalmente del auto y subí por el ascensor.

Mientras más me iba acercando a mi piso sentía un aroma avainillado demasiado familiar.

Menee mi cabeza sabiendo que estaba volviéndome loca, era imposible que estuviese aquí, ni siquiera podría haber entrado.

Ajusté mi bolso en mi hombro y abrí la puerta.

Solo pude atravesarla cuando mis pies se detuvieron de forma abrupta.

-Bienvenida.

Tragué saliva duramente.

-¿Cómo entraste aquí?

Matt estaba de pie en frente de mi con las manos en los bolsillos delanteros de sus pantalones.

ErahiaWhere stories live. Discover now