Accidente #31: Byakko, el lobo y el pangolín

40 3 4
                                    


El silencio fue total en aquella cueva cuyo centro se encontraba ubicada una inmensa roca con tres personas sentadas sobre ella. El cantar matutino de las aves finalmente era audible por aquellas entradas en su cúpula por la que también se filtraban los primeros cálidos y brillantes destellos del alba.

Ryoko siendo una de esas personas, apretó sus dientes con fuerza mientras presionaba con fuerza sus ojos con tal de evitar que esas horribles memorias rasgaran la poca tela de indiferencia que podía sostener en dicho momento, inconscientemente dejando que esa presión interna se viera reflejada por el férreo agarre que sostenía con el chico pelirrojo a su lado; compartiendo parte de esos sentimientos, por una empatía que no podía reconocer su existencia estaba un alterado Nyron Zhongli cuyos sentidos trataban aún de acomodar las piezas del relato, buscando en sus adentros alguna razón por la que a dicha edad ella tuvo que sufrir un horroroso infierno, sintiéndose ligeramente patético de quejarse tanto de su vulgar mala suerte, sin mencionar que tras la aparición del asesino a su espalda el único hecho que aún no le hacía explotar en pánico era aquel frio tacto que sujetaba con la chica a su lado como una especie de seguro que no era el único sufriendo de dicho miedo; a las espaldas de ambos, Wrath simplemente suspiró con alivio tras el relato, le hacia ligeramente bien que dicha chica aún recordara su pecado capital, sin mencionar que también le hizo algo de bien que en el relato de la chica nunca se refirió al señor Lawless por su nombre percatándose que ni siquiera ella se acordaba completamente de él tras unos distantes diez años, reconociendo finalmente que el niño que protegió era sin duda alguna el pequeño que alguna vez pidió conocer a su viejo amigo, reconociendo como el chico no tenía ni la más remota idea de la verdadera identidad de su progenitor.

Fue así como tras acomodar bien su cubrebocas en su rostro y retirarse su obstructivo abrigo invernal aún con signos de la batalla de anoche, que el propio Wrath desplazó un bisturí blanco a cada mano. Siguiendo aburrido con su expresión al ambiente en el cual podía contemplar aquella trampa de hilos que había generado su alumna.


—Bien... Con el contexto aclarado, comencemos con este juicio por obedecer las ordenes de un rey del mundo, el cual la sentencia... Es muerte— tras sus palabras, todo el campo de hilos empezó a caerse poco a poco en finos pedazos que recubrieron el ambiente, haciendo que ambos chicos se vieran alterados por el fracaso rotundo de aquella trampa —Por cierto, joven capitán. Debido a que usted esta acá para impedirme realizar mi trabajo, deberé de aplicar mi fuerza y conocimientos en contra suya... No se preocupe... A usted no lo mataré— tras sus sencillas y formales palabras en aquel calmado tono, ambos chicos se tensaron de forma atroz mientras su piel se erizaba tras sentir como una aterradora sed de sangre se encontraba a sus espaldas


Ryoko tiró de la mano del chico en un cambio de tornas fugaz solo para que con su otra mano lanzara una singular aguja que desvió de forma clara un bisturí que se acercaba con peligrosidad a la parte posterior del hombro del chico asustado al cual tiró de aquella roca solo para que después sintiese dos agujas perforándole en su espalda y pecho, la premonición. Fue así como con una gran agilidad la chica giró su torso como una bailarina experimentada cuyo giro se convirtió en uno doble al esquivar de forma paralela dos bisturís que cruzaban en direcciones opuestas el cuerpo de Ryoko. Uno rozando su espalda y cortando parte de sus cabellos, mientras que la otra rozaba su abdomen, ambos sin generar ninguna herida justo como había planeado.

Tras ello, ambos asesinos cruzaron miradas por un momento, se podía ver como la faceta calmada de Wrath era una constante sin alterar mientras que la de Ryoko hacía su mayor esfuerzo fingiendo aquel ceño fruncido que siempre portaba, fallando notoriamente al dejar ver como sus manos flaqueaban con visibles temblores. Pero eso fue cortado tras sentir una aguja perforándole ligeramente por debajo del mentón, por lo que alzó su guardia en dirección de Wrath; pero este simplemente se vio ligeramente confundido por ese cambio de guardia abrupto, reconociendo que ni siquiera él había planeado un ataque aún.

El maestro del rey del mundo (En edición)Where stories live. Discover now