Accidente #15: Reprobados

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Departamento de la familia Zhongli [10:26 PM]

Una chica de tez morena se hallaba sentada al borde de una cama vacía y bien arreglada mientras con su mano derecha sostenía su celular con el que buscaba de manera insistente que la persona que estaba del otro lado le contestase de inmediato... Y a su vez que rezaba con tal que dicha persona no estuviese más enojada que un pitbull al que le han pisado la poca cola que le permiten tener. Kat estaba completamente ansiosa mientras internamente no paraba de rezar; pero un sonido electrónico proveniente que su teléfono le indicó que finalmente le habían contestado.

<< ¿Sí?... ¿Hija? ¿qué sucede? ¿dónde estás?>> la voz dulce de su madre no paraba de cuestionar como si se tratase de una niñita pequeña, combinando la curiosidad en su suave voz con una preocupación muy bien disimulada << ¿Sigues siendo vir...

—¡Mamá! — la chica emitió un grito avergonzado mientras se paraba con el rostro algo colorado —Y~yo... Es~estoy en casa de Nyron... Nos juntamos con unos amigos y~y... No hay pro~problema si me quedo hasta mañana, ¿verdad? — su voz flaqueó mientras estaba dispuesta a recibir una respuesta negativa

<< ¡Por supuesto! Puedes quedarte todo el tiempo que quieras>> su voz sonó tan animada como de costumbre <<Claramente eso fue sarcasmo... No es que tenga nada en contra del chico, de hecho, es tan tierno que lo quisiera de yerno; pero eres tú la que me preocupa... No quiero que lo incomodes a él o a su familia, o te aproveches de él, aun no quiero ser abuela... Así que te quiero aquí antes de mañana, o si no me veré obligada a avergonzarte más con el chico... Ciao, cariño>> corto la llamada mientras esa cariñosa forma de mostrar afecto le hizo sentir un escalofrío por lo peligrosa que podía ser su madre

En aquel cuarto que era el doble de grande que el de Nyron, y completamente lleno de muebles de un café tan oscuro como la caoba o el chocolate negro, haciendo un contraste muy grande con las paredes y sábanas blancas que se veían en el cuarto; Ryoko salió de su baño personal con una toalla rodeando su cuello mientras vestía una pijama holgada que a Kat le hizo sentir cierta familiaridad (a diferencia que ella si llevaba los pantalones y ella llevaba un notable top deportivo).

Kat tragó saliva mientras la veía peinar su cabello mojado de color blanco con mucha suavidad. Su rostro le hizo tensar automáticamente, pues la cara que llevaba era una completamente ensombrecida mientras evitaba verse en el espejo o mirar si quiera con quien estaba acompañándola.

—Y~yo...

—Si no te dieron permiso no hay problema... El hurón quiere que descansemos— habló con un tono tan ronco que se relacionaba con la de alguien cansado; pero el verdadero cansancio que sufría por el quebrantamiento de su orgullo —Habla con él... Yo solo quiero dormir... Así que largo— tras su última palabra apagó la luz de una lampara y el cuarto mediante un apagador en la mesa de noche y luego se enroló en las suaves sabanas con tal de hallar la paz que quería

Kat sencillamente se levantó de la cama con mucha calma y se fue del cuarto mientras le deseaba buenas noches a la albina... La impresión que ella le dio ahora fue una completamente diferente a la que ella le había acostumbrado a la escuela, era casi como si su "nueva" forma de ser le hubiese dado una sacudida digna de un mal sabor de boca. Ahora sabía que la chica que se asemejaba a una ídolo pop, en realidad se asemejaba mucho a una chica muy avanzada para su edad... Su figura, carácter, cercanía con los hombres, su inteligencia, su seriedad, todo le hacía una verdadera señorita... Cosa que le hizo sentir un pequeño resentimiento en su corazón... Eran unos celos profundos por no ser lo suficientemente hábil con el carácter como para engañarles a todos... "¿Por qué siempre termino bailando en la palma de cualquier persona?", pensó mientras dejaba el cuarto y se encaminaba a la sala.

El maestro del rey del mundo (En edición)Where stories live. Discover now