Accidente #10: El erudito y el té

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El lunes había llegado... Una sensación de alivio que el pelirrojo jamás espero de un lunes por la mañana. El chico ya se encontraba al pie de la entrada de su escuela, aún le quedaba un tramo para llegar a la entrada de su edificio. Iba con los hombros decaídos y con un sueño tan grande como el dolor que le hacía agonizar hace no más de dos días y la incomodidad de las vendas que plagaban su torso y espalda; su cabeza no sabía cómo mantenerse firme ante el cansancio. Solo sabía que quería dormir.

—¡Nyron! — un azabache se le acercó con rapidez y envolvió su cuello con su brazo hecho bajo una densa capa de vendajes que entorpecía severamente sus movimientos mientras seguía caminando a su lado —¿Qué tal tu fin de semana?... ¿Animado? — le sonrió con elocuencia buscando saber del actual estado del pelirrojo, considerando lo último que supo de él a partir de la noche del viernes pasado

El pelirrojo suspiró con mucha pesadez mientras veía enfrente de su camino con una mueca que recalcaba su cansancio y pocas ganas de recordar lo ocurrido.

—Todo lo contrario...


Parque Unity [viernes pasad

o, 7:27 PM]

Cuatro peculiares personalidades se hallaban caminando por el tramo principal del parque. Uno completamente asustado y con mucha preocupación sobre el futuro; otra con una cara de pocos amigos que se hallaba más apartada de los otros dos; y otra siendo cargada por una figura pelirroja mientras llevaba un hurón en la cabeza.

—Eeeentonces... ¿Ahora somos compañeros de equipo? — el azabache trató de hacer más sereno el ambiente y apaciguar el momento forjado por un silencio incómodo

—Prácticamente— el hurón sobre su cabeza hablo con simpleza mientras meditaba pacíficamente

La chica albina zarandeó la cabeza con molestia, no quería admitir su reciente derrota contra el improvisado equipo del hurón. Pero al final todo fue justo... No la derrotaron físicamente... Pero en técnica y moralidad la hicieron pedazos. El corazón y un par de chicos necios la habían derrotado. El pelirrojo tragó saliva intentando oponerse ante aquella propuesta, no estaba dispuesto a vivir con el miedo constante de trabajar al lado de una asesina... Le daba miedo. Pero en eso, la chica se separó del grupo a paso acelerado en una dirección completamente opuesta a la de los chicos. Ambos chicos se detuvieron y la vieron partir sin saber bien su rumbo.

El pelirrojo dejó al azabache en un automóvil que habían solicitado por su celular que el hurón le había encomendado en pedir al pelirrojo. ¿Cómo dejarían que alguien así de lastimado se fuese solo?... Sencillo, el hurón insistió en ir con él con tal de avisarle y platicarle sobre su nueva condición, a su vez de los cuidados que debía llevar para evitar una futura lesión, sin mencionar que ya había tratado severamente el brazo del azabache con un gran número de agujas que tuvo que retirar mientras caminaban por el parque debido a la atención indeseada que recibirían.

El chico con la ropa rasgada por las agujas decidió caminar a casa sin contar la hora... La ciudad era tranquila para variar... Aunque a mitad del tramo, también pidió un taxi para sí mismo, estaba muy cansado y adolorido. Su cuerpo aullaba por un buen sueño y una refrescante ducha. El guardia de su edificio le miró sumamente intrigado, el chico estaba llegando más tarde de lo usual, y la ropa que llevaba estaba muy dañada como para tratarse de un accidente "normal" para el pelirrojo.

Nyron desvió toda pregunta posible y solo se limitó a contestar de la manera más vaga posible mientras su nerviosismo aumentaba con creces con cada pregunta, haciendo una curiosa petición... "No se lo diga por favor", fueron las únicas palabras que repitió una y otra vez hasta que el guardia a regañadientes accedió a no mencionar nada con la finalidad de comentarle con un poco más de detalle lo que le había sucedido. A lo que la alterada mente del pelirrojo solo pudo decir:

El maestro del rey del mundo (En edición)On viuen les histories. Descobreix ara