El maestro del rey del mundo (En edición)

Accidente #9: Pasión vs Orgullo

La ciudad estaba a su punto máximo tanto en calles como en locales, todo era un caos en un viernes por la tarde. Ya eran las 5:37 pm, ya no faltaba mucho como para que el crepúsculo llegase a su punto sobre cada habitante de dicha ciudad, la ciudad de "East Royal Forest", una pequeña y tranquila ciudad en Colorado. Hogar de un pelirrojo muy desafortunado.

Aquel joven se hallaba corriendo por su vida por aquel gran número de calles, la zona centro era meramente una planicie plagada de edificios, plazas, locales y mercados; pero en el centro se hallaba su más grande joya, el parque "Unity". Dicho parque es el orgullo de la ciudad, es un amplio lugar que comprende grandes dimensiones. Un monstruo lleno de árboles, caminos amplios, puentes, un gran lago que era nutrido por los ríos alrededor de la ciudad, y... En general, los fundadores y gobiernos sucesores quisieron mantenerlo fiel al monstruo que se halla en la ciudad de Nueva York, solo que este solo comprendía la mitad de su gemelo de la costa este.

Nyron miró a cada lado posible cuando se topó con el parque por mera casualidad; sin que el recuerdo de dicho lugar sirviese como para darse una idea de esconderse. Sencillamente era algo que desconoció por completo. Miró a todos los lados posibles, había mucha gente viendo sus celulares, y las alarmas de los cuerpos de protección civil seguían resonando por los aires... Su pequeño plan le costará mucho al ayuntamiento si se lo ponía a pensar.

Las personas empezaban a salir más, y ya eran muy pocas las que decidían entrar a dicho parque. La hora ya no le favorecía al pelirrojo. El rodear el parque sería una locura, estaría expuesto a que esa chica le encontrase nuevamente. Así que en un momento de iluminación contempló que se hallaba en una de las vías principales de aquel parque. Si lo cruzaba ganaría más tiempo, a su vez que aún había personas dentro de él. No era mala idea, pero si una crucial. Y fue eso por lo que empezó a presionarse a sí mismo teniendo a su cabeza dándole vueltas a la misma pregunta "¿qué debo hacer?". Miro sus heridas de reojo y notó el mal estado de su ropa, si iba a tomar una decisión debe ser la más exacta. Otro encuentro con la asesina, significaría su fin debido a que ya se había quedado sin trucos, y la mochila le dejo de brindar herramientas desde lo de las semillas.

—Será mi funeral— habló levemente mientras empezaba a correr dentro del parque

Confiaba que su velocidad fuese suficiente para cruzar el parque, o al menos de darle tiempo, ya casi era la hora del primer rayo del crepúsculo. Siguió corriendo por la misma ruta recta que estaba plagada por las hojas anaranjadas del otoño. El crujir de las hojas, el viento que se tornaba frío, el olor a hierro que impregnaba su ropa entera... Todo le daba la certeza al chico que todo estaba a punto de terminar, para bien o para mal.

Pasando los minutos llego a la fuente central, una muy bien arreglada fuente con varios animales inmortalizados en roca que escupían agua hacia el centro de esta, una buena pieza de escultura. Y a su alrededor, había varias personas, parejas, joven conversando, e incluso policías. Un lugar seguro en su opinión. Nyron suspiró con alivio y se acercó a la fuente, tenía que lavar sus manos, el olor a hierro y la sensación pegajosa de la sangre le era algo incomoda. Se lavó con mucha rapidez, no podía relajarse tanto... Y tenía razón.

En eso, un gran número de sonidos se produjeron a su espalda, sonidos de golpes blandos contra el suelo. Sonidos que le hicieron erizar la piel, y con la pulsación de su corazón siendo incluso audible en sus oídos, llevó su mirar hacia atrás de él solo para contemplar como todos... Policías y transeúntes... Cayeron de lleno en el suelo. Todos con un objeto en común... Una aguja blanca sobre sobre sus cuellos. El pelirrojo miró el panorama con miedo mientras empezaba a desplazarse lentamente por un costado de la fuente, todo para llegar a la continuación del pabellón. Lo acorralaron, ya no había testigos, solo le restaba el correr.