Uno

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– ¿¡Que tú qué!? – gritó Tzuyu furiosa, Chaeyoung suspiró con cansancio

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– ¿¡Que tú qué!? – gritó Tzuyu furiosa, Chaeyoung suspiró con cansancio.

– Tzuyu...

– Esta idiota... – masculló entre dientes apuntando a la japonesa que rió con burla – ¿Quién carajos te crees? ¡Estás aprovechándote!

– Yo no me estoy aprovechando de nada – contestó con simpleza – Dejé a Chaeyoung elegir y ella aceptó, ella sabía sus opciones.

– ¿Opciones? – esta vez la menor miró a su novia.

– Si no aceptaba, no iba a darme el divorcio – giró los ojos – De todas maneras iba a salir perdiendo.

– Juegas sucio, Myoui, no sé en qué momento Chaeyoung aceptó ese jodido matrimonio – cuestionó.

– Necesitaba el dinero – susurró la coreana.

– ¡Podías conseguirlo de otra manera! – le gritó.

– Oye, sé que estás ardida, pero no quiero que vuelvas a alzarle la voz – intervino Mina con el ceño fruncido – Calma tu histeria.

– No tienes el derecho de decirme cómo tratar a mi novia – escupió.

– A tu novia no, pero a mi esposa sí y oh, qué curioso, tu novia es mi esposa – sonrió con altanería – No le vuelvas a gritar.

– Amor – habló Chaeyoung acercándose a la más alta – Sólo serán dos semanas, luego tendré el divorcio y seremos felices.

– Si es que quieres divorciarte... – murmuró Mina.

– ¿Qué has dicho, idiota?

– ¿Ahora alucinas? Yo ni siquiera he abierto la boca – se hizo la desentendida.

– Tzuyu, prometo que no pasará absolutamente nada con ella, simplemente seré como... Una acompañante – la tranquilizó.

– No quiero que te toque, ni te bese, ni siquiera quiero que respire cerca de ti – demandó.

– Bueno, ¿eres su novia o su mamá? – recriminó Mina cruzándose de brazos – Chaeyoung, esta tipa tiene una bandera roja tatuada en la cara.

– Cállate, Mina – reprendió la coreana – Amor, por favor, sólo dos semanas.

– Quiero saber dónde irán – miró a la pelinegra.

– Londres – respondió y una chispa de emoción de encendió en Chaeyoung – Sé que es uno de los lugares que Chaeyoung siempre quiso visitar, así que elegí ese destino.

– ¿Cuándo se van?

– En tres días – la mayor miró sus uñas con desinterés – ¿Alguna otra pregunta?

– Pregunta no, pero sí una exigencia.

– Realmente le haces la competencia a Chernobyl – comentó con diversión – ¿Cuál es tu exigencia, señorita Chou?

– Quiero que duerman en habitaciones diferentes.

– Eso no será posible – respondió la pelinegra – Para mi familia, Chaeyoung es mi esposa real, así que debemos actuar como tal.

– No quiero que duermas con ella – masculló apretando los puños – Eres una arpía, estoy segura que...

– Si intentas manchar mi nombre diciendo que abusaré de ella estás muy equivocada, a Chaeyoung no le pondré una mano encima a no ser que ella me de su total consentimiento – la cortó – ¿Tienes alguna otra exigencia?

– No...

– Muy bien, puedes retirarte, mis padres vienen a casa y no quisiera que te vean aquí – la mayor se puso de pie y caminó hacia la entrada, abriéndole la puerta a la taiwanesa – Tu visita fue agradable.

– Quiero romperle la cara – susurró Tzuyu tomando a Chaeyoung de la cintura.

– Tranquila, sólo mantén la calma – Chaeyoung se alzó un poco para besar sus labios.

Mina desvió la mirada al suelo, no quería ver aquella escena. Por fuera podía verse muy segura e incluso indiferente, pero en el fondo le dolía que Chaeyoung estuviera con otra persona. Mina estaba sufriendo en silencio.

– Te amo – escuchó decir a Chaeyoung y eso bastó para que el corazón de la japonesa se rompiera.

Esas dos palabras eran las que siempre deseó que le dijera, pero sabía que, si su plan no funcionaba, jamás las escucharía.

– Yo también te amo – sonrió sobre sus labios – Antes de que te vayas, ve a verme, quiero despedirme como se debe.

– Lo haré – aseguró la coreana.

Y con un último beso, la menor abandonó la casa que compartía Chaeyoung y Mina. La pelinegra cerró la puerta, aguantando las lágrimas que amenazaban con salir de sus ojos, no quería que la rubia la viera, no quería que supiera lo que realmente sentía.

– Me voy a dormir – anunció Chaeyoung y la japonesa sin mirarla ni decir nada, sólo asintió – Eh... ¿Estás bien?

– T-Ten buenas noches, Chaengie... – susurró con su voz quebrándose sin querer y se percató de aquel apodo – Lo siento, Chaeyoung – corrigió rápidamente.

– Mi... – la menor no pudo terminar su frase, ya que la pelinegra ya había corrido escaleras arriba.

 – la menor no pudo terminar su frase, ya que la pelinegra ya había corrido escaleras arriba

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FAKE WIFE || MiChaeng Donde viven las historias. Descúbrelo ahora