Tres

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– Chaeyoung – masculló Mina incómoda mientras miraba el suelo – Tenemos que irnos, Sana y Momo están esperándonos

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– Chaeyoung – masculló Mina incómoda mientras miraba el suelo – Tenemos que irnos, Sana y Momo están esperándonos.

– Agh, como molestas – recriminó Tzuyu separándose de la coreana – ¿Qué tal si te vas sola?

– Tzuyu, basta – suspiró Chaeyoung cansada – No empieces.

– Puedo irme sola – la mayor se encogió de hombros – No hay problema.

– Nos vemos dentro de dos semanas, amor – dijo Chaeyoung tomando el rostro de la más alta, alzando su cuerpo para besar sus labios.

– Promete que me llamarás todos los días – habló autoritariamente y Mina giró los ojos, odiaba esa actitud de la taiwanesa – Y que me cuentes todo lo que haces.

– Eso, Chaeyoung, avísale cada vez que vas a cagar para que la niña no haga un berrinche – intervino la japonesa irónicamente – Mándale fotos también.

– Escúchame una cosa, idiota – la alta se separó bruscamente de la rubia para ir a encarar a Mina quien sólo alzó una ceja – Deja de meterte en cosas que no te incumben – presionó su dedo índice en el pecho de la mayor.

– Te agradecería que no me toques – Mina apartó su mano – Deja de controlar tanto a Chaeyoung, ella puede hacer lo que se le venga en gana, no eres absolutamente nadie para exigirle algo.

– Soy su novia.

– ¿Y eso qué? Eres su novia, no su madre, no tienes el derecho de prohibirle cosas – apuntó – Confía en ella.

– Yo confío en ella, en la que no confío es en ti – masculló entre dientes.

– Si confiaras en ella sabrías que no hará nada conmigo – aseguró, aunque aquellas palabras le dolieron – Si te hace feliz, prometo que me acercaré a ella lo justo y necesario.

– ¿En serio? – preguntó incrédula y la japonesa asintió – Creeré en tu palabra, Myoui – se dió media vuelta para acercarse a Chaeyoung, quien soltó un suspiro de alivio.

– Claro, a menos que ella me pida lo contrario – susurró Mina.

– ¿Qué dijiste, imbécil? – se volteó nuevamente dispuesta a atentar contra la pelinegra, pero Chaeyoung tomó su muñeca.

– Amor, no armes un escándalo, por favor – pidió la más baja – Por favor... – repitió y la taiwanesa la miró, soltando un bufido.

– Ve antes que le rompa la cara – dijo finalmente y la japonesa soltó una pequeña risa – Te amo.

– Yo también te amo, te llamaré cuando llegue allá – prometió besando los labios de la taiwanesa.

– Eso espero – la sonrió levemente y luego de un par de besos más, la coreana ingresó al aeropuerto junto a Mina.

FAKE WIFE || MiChaeng Donde viven las historias. Descúbrelo ahora