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Chaeyoung despertó a exactamente a las 2:00 pm, su cabeza dolía como la mierda y sentía su cuerpo débil. Probablemente tendría unas horribles bolsas negras bajo sus ojos, pero bueno... Esas son las consecuencias que trae el sufrimiento, ¿no?
Se sentó en la cama y estiró los brazos, escuchando como los huesos de su espina dorsal sonaban, estaba hecha una miseria, pero la vida debía continuar. Perezosamente se movió fuera de la cama y se puso sus pantuflas antes de ponerse de pie.
– No creo que sea necesario desayunar, es demasiado tarde – comentó hacia el aire – Supongo que tendré que ir a almorzar, ¿Mina estará despierta?
Salió de la habitación hacia la sala y no halló a nadie ahí, frunció el ceño y revisó cada cuarto del departamento de hotel, no habían rastros de Mina por ningún lado. Aquello la extrañó, aún sin estar de viaje, la japonesa siempre la esperaba para ir a comer.
– Creo que hoy tendré que comer sola – murmuró y entonces escuchó el sonido de la puerta.
Una Mina con un semblante serio entró a la habitación y se quedó petrificada al ver a la menor. Sintió como el aire se le iba de los pulmones y una sensación de agobio la atacó al recordar todo lo que escuchó en la madrugada. Mordió su labio y desvió la mirada hacia el suelo, caminando directamente hacia su habitación, sin ánimos de cruzar palabras con la contraria... Pero esta iba a irrumpir en sus planes.
– ¿Ya almorzaste, Mina? – preguntó causando que la nombrada frenara en seco.
– No – negó sin voltearse – Lo haré después.
– ¿Quieres que espere por ti?
– No es necesario, puedes ir con Momo y Sana a la cafetería del hotel – le dijo – Yo tengo planes.
– ¿P-Planes? – interrogó extrañada, no era común que Mina hiciera planes estando con ella.
– Sí, planes – rectificó – Tengo una cita.
«Una cita», aquello fue como si le dieran un fuerte golpe en el estómago a Chaeyoung. ¿Mina tendría una cita? ¿Con quién y por qué?
– Ah – respondió – ¿Al menos me puedes decir dónde te vas a encontrar?
– No es de tu incumbencia – contestó de manera fría, sorprendiendo a la menor, puesto que la japonesa jamás le había hablado de ese modo – Las chicas esperan, ve con ella y por cierto, puedes hacer lo que se te de la gana, no estaré en todo el día.
– ¿No se supone que íbamos a ir al Big Ben? – murmuró un poco desilusionada.
– Pues ir por tu cuenta – le apuntó – Debo alistarme, nos vemos en la noche. Disfruta tu almuerzo y tu día, Chaeyoung – fue todo lo que dijo antes de encerrarse en su cuarto.
– Es... Está bien – susurró con un pesado sentimiento en el pecho, ¿por qué Mina estaba actuando así con ella?
Volvió a su propia habitación para ponerse algo cómodo y decidió llamar a Sana.