~Capítulo 1~

4.5K 462 100
                                    

Pagarás por ello

Eijiro se encontraba en su habitación y era atendido por una de sus mejores amigas, una pelimorada que lo miraba con desaprobación eminente, sus heridas no eran tan grabes como había creído en un principio, porque si bien nada le dolía, podía ser por la adrenalina del momento. Por otro lado, el chico de cabellos azabaches había sido llevado a un hospital cercano, gracias a una pequeña contusión." Ese maldito me las pagará si algo le llega pasar a Sero", pensó el ojirubi.

- Tienes suerte que no haya sido tan grave, te dije que esperaras a los refuerzos- le reprochó su amiga, mientras terminaba de vendar su hombro derecho.

- Lo tenía justo donde quería, casi lo tenía- pronunció Eijiro con decepción.

-Sí, se nota. – la chica por fin terminó con su labor y el pelirrojo comenzaba a ponerse su playera.

Estaba a punto de defender un poco su orgullo cuando su madre abrió la puerta y salió disparada hacia su hijo envolviendo a este en un fuerte y amoroso abrazo - ¡Por Dios!, Eijiro, ¿Por qué tienes que ser tan necio? - sollozó la mujer.

- estoy bien, Sero va a estar bien - estaba diciendo eso mas él que para su madre, pues la culpa comenzaba hacer aparición en su conciencia. Comenzó a dar caricias circulares en la espalda de su madre para tranquilizarla y que dejara de apretarlo tanto.

- sí, pero ¿por qué no esperar refuerzos? - la mujer por fin se separó para mirar a su hijo directo a los ojos.

- Creí que podría decirnos donde están los Bakugo, pero creo...- calló. Su progenitora intentó descifrar que era lo próximo que saldría de la boca del pelirrojo, pero si esta decía que, quizá, al que estaba persiguiendo era el heredero de estos, su madre podría decepcionarse o simplemente Eijiro podría estar equivocado por lo decidió no decir mas por el momento – nada, me equivoqué. Eso es todo.

Su vista voló directo a la peli morada que aún seguía presente en su habitación, Jirou sabía que el chico mentía, sin embargo, echarlo cabeza a él o a cualquier otro amigo no era parte de su persona, por lo que asintió de inmediato para mostrarle que entendía su silencio.

Eijiro volvió a mirar a la mujer frente a él y le repitió en muchas ocasiones que estaba bien y no le dolía nada hasta que esta le creyera.

- Los Bakugo pagaran por todo, de eso me encargo yo- su voz ya no era dulce, sino amenázate. Y con una última mirada llena de amor beso a su hijo en la cien y salió de la habitación.

En cuanto su progenitora se retiró pasaron un par de minutos en silencio para asegurase que ya no había oídos en las paredes y de esa manera la chica de cabello corto comenzó un pequeño interrogatorio al joven herido.

En otros lares, no tan lejos de la ciudad, el cenizo llegó hecho una furia y sacándose su ropa de camuflaje nocturno con agresividad en cada prenda, no solo su misión había salido mal, sino que también casi lo atrapaban la familia rival de los Bakugo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

En otros lares, no tan lejos de la ciudad, el cenizo llegó hecho una furia y sacándose su ropa de camuflaje nocturno con agresividad en cada prenda, no solo su misión había salido mal, sino que también casi lo atrapaban la familia rival de los Bakugo.

Tenían suerte que Katsuki tuviera buena puntería y así quitárselos de encima, pero si no hubiera sido que quería infundir miedo a ese Kirishima antes de matarlo, lo hubiera hecho rápido y una victoria estaría en su lista, pero no, el joven rubio quería pavonearse por haber descubierto la identidad del pelirrojo en aquella reunión.

- ¿Acabaste tu berrinche?

- Ahg, ¡cállate! – respondió aún más enojado por el comentario de la pelirrosa. – lo último que necesito es escucharte.

- Ya sé, ya sé, pero admite que esta vez, tú lo arruinaste – el cenizo volteó a mirarla y la chica sintió un escalofrío por la mirada asesina de su amigo.

Ella sabía que en parte también había sido su responsabilidad pues la misión que se habían auto asignado solo consistía en robarle unos archivos a los vendedores armas de la familia Bakugo, pues al parecer, y nada esquivados están aquellos jóvenes, también le vendían armas a la familia archirrival, sin embargo, entraron en medio de una negociación con aquella mafia y sus archivos habían estado todavía más resguardados de lo habitual cuando los compradores se percataron de su presencia. Cuando la chica de cabellos rosas se refería a "parte de responsabilidad" era que, en las misiones o cualquier otra situación, le gustaba vestir como más cómoda se sintiera, y esta vez no fue la excepción, pues había vestido una camiseta de cuello alto y sin mangas, mostrando su tatuaje que la identificaba como miembro de la mafia japonesa Bakugo.

- Cállate, ¿quieres? - casi gritando el cenizo- tú eres la exhibicionista que iba descubierta.

Mina coloco la mano en su pecho y abrió la boca en "o" para mostrar su indignación ante el comentario.

- Yo no fui quien quiso quedarse ahí observando al comprador después de que desapareciéramos de su vista- se defendió- además, tú fuiste quien les reveló donde estábamos después de que nos hubieran perdido la pista - sentenció, ella podía arruinar una que otra cosa en su vida, pero su trabajo lo tomaba muy enserio.

- ¡sí, ya entendí!, pero estaba en los correcto- protestó el ojirubí- era un Kirishima, y lo hubiera matado si no fuera por...- no supo que decir, realmente fue por orgullo y su necesidad de infundir miedo, pero las palabras no salieron de su boca. - ¡ahg, no te debo explicaciones!-  se dio la vuelta en dirección a su cuarto dejando a la pelirrosa algo confundida, la chica sabia que estaba enojado, por ello esperaba un poco mas de gritos de su parte, no que se alejara a, probablemente, dormir .

En cuento el chico de cabellos color arena entró a la habitación respiró profundo y su mente viajo de nuevo a los ojos del chico pelirrojo, eran casi del mismo color de los suyos, pero las miradas eran completamente diferentes, la suya era posesiva, amenazante y agresiva, pero la del otro parecía estar llena de vida y ganas de vivirla. Katsuki sacudió su cabeza para dejar de pensar en ello y acostarse a dormir, pero no pudo, el chico que casi mataba volvía a su mente una y otra vez, el cenizo sentía que ya había visto esos ojos en algún lugar, en otros tiempos, sin embargo, ni siquiera intento en descubrir en donde ni cuándo. Fue así como cayó rendido al sueño y murmuro una última oración, un sentimiento, una promesa.

- Mataré a cada Kirishima que haya, por ti... padre. Lo prometo.

Un pequeño trato   [kiribaku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora