~Capítulo 6~

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mesa para dos

Al final, Katsuki le había pedido un consejo o dos a la mapache, ser carismático, seductor y amable. Una mierda, no lo haría, pero intentaría no matarlo tan de prisa.

Estaba en la entrada del lugar, era un hermoso edificio de mármol decorado con blancos y dorados. Elegante. Después de hoy trataría de conseguir el restaurante, siempre y cuando el servicio no le pareciera una total basura.

Un auto deportivo color rojo se estacionó cerca de él, de ahí bajo un joven apuesto de traje negro. Kirishima le entrego las llaves al valet parking y se dirigió al cenizo con su habitual sonrisa.

El par entraron con su reservación sentándose en una de los balcones privados, apartados del bullicio de los comensales comunes.

- ¿siempre eres así de impuntual o solo es estupidez?

- Tuve un poco de trabajo- se excusó- lo siento.

"Sutil, Katsuki"

- ¿Qué trabajo? - "idiota", los regañó su conciencia.

- Yo.... Aah

- Su whisky, señores- el mesero posicionó la bebida al centro de la mesa tan pronto le sirvió sus tragos correspondientes.

- Dijiste que no te gustaba el vino- dijo Eijiro cuando la cara del chico pálido mostró sorpresa. - dejé un paquete importante a mis proveedores del negocio del muelle. Respondiendo a tu pregunta.

El pelirrojo estaba siendo amable por personalidad propia, es verdad que el rubio le parecía una desdicha por ser un Bakugo, pues era hermoso con su cabello dorado e iris carmín, pero los modales no los perdería, no como su acompañante, aunque le pareciera un poco divertida esa actitud suya.

- No hablemos de trabajo- propuso- ya es demasiado, ¿no crees? siempre preocupándose de que todo salga bien.

- Sí, es difícil deshacerte de los cuerpos de quienes lo arruinan.

Eijiro no contuvo una pequeña risilla que escapó de sus labios. Lo que acababa de decir era depravado, sin embargo, es algo que solía suceder.

Katsuki había dicho aquello sin pensar, como acto de reflejo, pero al ver a su acompañante riendo provocó que una de sus comisuras se elevara de satisfacción. No era tan malo para esto, después de todo tuvo información a la primera.

Sus conversaciones eran torpes y frías en un inicio, pero luego de encontrar un tema en común todo fue fluyendo más fácil. ¿Y que otro tema seria? sino: un líder joven.

las bromas acerca que tortura y cadáveres sin duda era una pieza pésima para una conversación, de modo que, no comprendía como es que fue grato hacer burla de ello. castigar no era su actividad favoritas, mas no negaría que en ocasiones especiales los disfrutaba.

- Para eso están los empleados.

- Si no son unos inútiles, no tienes que hacer nada más que dar órdenes.

- Siempre hay que dar órdenes- reparo el pelirrojo. - y si algo sale mal...

- Es culpa de uno- termino por él.

Compartieron una sonrisa, una era sutil, casi imperceptible, La otra era resplandeciente.

Hablaron poco de más de una hora de cómo era dirigir a otras personas, y con sorpresa ambos notaron que nunca habían compartido aquello con alguno de sus amigos o socios, ¿cómo hacerlo? No lo entenderían. Por un momento, solo un momento, fueron un par de jóvenes adultos compartiendo chistes e inquietudes de lo que se dedicaban. Bueno, quizá no como solían ser los jóvenes de su edad, pero eso lo hizo más agraciado. aquella cena daba comienzo a convertirse en una cita real, no con interrogatorios, sino con preguntas casuales de sus ideales.

Un pequeño trato   [kiribaku]Where stories live. Discover now