~Capítulo 18~

1.7K 222 54
                                    

concéntrate 

- ¿Ya casi sales? - gritó desde afuera del baño.

- ¡Déjame ducharme en paz maldita sea!

Dio otra serie de vueltas en la habitación para guardar, pero el cenizo siguió sin emerger. Se estaba impacientando , ¿qué tanto se podía tardar ahí dentro?

Se detuvo delante de la puerta para preguntar nuevamente y ser correspondido con groserías.

El pelirrojo revisó la cerradura de la ducha, al darse cuenta de que no tenía seguro, entró escandalosamente. El vidrio de la regadera estaba empañado por el vapor del agua caliente por lo que, lo único que era capaz de ver era la silueta de Katsuki y un poco del color de su piel, quedó inmóvil unos segundos para admirar la vista, sin embargo, los gritos no tardaron en llegar.

- ¡¿Qué sucede contigo maldito, pervertido?!

- Katsuki- dijo dramático- necesito que me prestes el teléfono.

- Ya te dije que sí imbécil, solo espera a que esté vestido para dártelo. - un jabon volo a su cabeza que, por suerte, logró esquivar.

Habían pasado cuatro días desde la última vez que se comunicó con Sero, si no reportaba su estado de vida a su familia se alarmarían y quién sabe cuánto daño harían a la ciudad con tal de buscarlo.

- No es como si no te hubieras desnudo antes.

Bakugo salió hecho una furia de la cortina de humo envolviéndose con una toalla y cogiendo a Eijiro por la oreja, arredrándolo fuera.

Se dejó ya que lo estaba jalando demasiado fuerte, sus gemidos de dolor fueron música para los oídos de Katsuki que, con fuerza bruta, arrojo al pelirrojo en el sillón como trapo.

- ¡Te daré el maldito teléfono cuando este vestido!

El rubio buscó su ropa e hizo lo que dijo: vestirse. Los colores le subieron al rostro al ver como Bakugo retiraba la toalla de su cintura para secarse el cuerpo entero y buscaba prendas para cubrirse. Ni siquiera se vio preocupada de que él estuviese mirando.

En su espalda estaba tatuada una granada rodeada de rosas blancas, tatuaje que todos los miembros de su mafia portaban, era del tamaño de la palma de su mano, ya no había visto anteriormente, pero no con tanta iluminación.

Sentía su cabeza caliente de sólo verlo.

¿Cómo se sentiría ese tatuaje bajo las yemas de sus dedos?

- ¿Por qué el sonrojo, pelos de mierda? - le preguntó burlón mientras se ponía una camiseta- ¿creí que no habría problema?

Katsuki se recargó en la cabeza del sofá, acorralándolo y quedando cara a cara.

- Después de todo, ya me has visto desnudo, ¿no?

Su aliento era una fresca brisa sobre su rostro, un olor a menta, recién levantado de la cama, la cama que había estado compartiendo con él.

Y no con su novia

- Aquí está el teléfono- susurró

No notó en que momento había cerrado los ojos, pero al abrirlos el cenizo se estiró para alcanzar el móvil y quitarle la contraseña. De inmediato marco. Sonaron tres timbrazos antes de que su amigo cogiera la llamada.

Sero sabía quién era, por lo que las preguntas de cómo se encontraron fueron las primeras palabras compartidas. Katsuki hizo una seña en silencio para que el pelirrojo pusiera el altavoz, este obedeció de inmediato, no tenía nada que ocultar.

Un pequeño trato   [kiribaku]Where stories live. Discover now