~Capítulo 22~

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si te dijera 

Ya en la entrada de la habitación de la pelirrosa, Izuku regaló la mirada más llena de desaprobación a Bakugo. A juicio de este, la opinión del pecoso podía pasársela por el trasero.

Abrió la puerta demostrándoselo.

El pecho de Shinso se contrajo con un fuerte dolor cuando captó la presencia del dorado. Estaba sentado en la orilla de la cama con sabanas rosas, tomando un capuchino; doble cargado, con leche de almendras y, apostaría, media taza de azúcar; justo como a él le gustaba. A lado de este una hermosa mujer morena y melena rosa lo acompañaba con una bebita similar.

Kaminari alzó la mirada al escuchar el chillido de a puerta. Sus ojos se abrieron como platos al verlo, tan sorprendido que, la chica sostuvo el vaso en reflejo, incluso antes de percatarse de las tres recientes presencias en el dormitorio.

- Shinso? - preguntó anonadado, apenas levantándose de su lugar- ¿que haces aquí?

Denki no había ni terminado la oración cuando los brazos de su ex novio lo envolvieron con fuerza. esperando a que no se desvaneciera como en sus pesadillas.

- ¿estás bien? - separándose y cogiendo su cabeza entre las manos, mirando cuidadosamente todo de él, asegurándose que no estuviese herido- no he sabido nada de ti en días, creí que algo malo te había pasado.

Lo golpeo en el brazo, molesto, para después volverlo a abrazar. El rubio no evito sonreír. Él lo fue a buscar.

Por el contrario, Katsuki observaba la escena asqueado; patético. Sin embargo, muy en fondo, aunque no lo quisiese admitir, anhelaba eso. Si el desapareciera, aunque fuese un día, ¿Kirishima lo buscaría? Cuando se vaya de esta casa ¿lo extrañaría?

Esas son tonterías que no me interesan, se regañó. Pensamientos como esos eran débiles.

Mina comenzó a quejar, amablemente, sobre la privacidad de una mujer o algo parecido. Obviamente la única persona con empatía hacia la chica se disculpó incontables veces sobre que no era su intención y unas tonterías así.

Esa misma persona: Izuku, también notó la reacción pensativa de su amigo, no estaba enterado de nada, Uraraka apenas explicó la situación, pero la expresión que tenía el cenizo dibujada en la cara, jamás la vio en el pasado, no sabía cómo leerla, que pensaba. Sus ojos destellaban al ver al rubio y el pelimorado sonreírse y abrazarse.

- ¿Quieres...? - comenzó el peliverde dudoso, su deber era apoyar a Kacchan en todo- ¿quieres que vaya a ver como esta Kirishima?

Fue devolver al cenizo a la realidad.

Hizo una llamada fuera de la habitación para traer a Eijiro devuelta a su recamara. Sin responder a su colega.

Midoriya no se sorprendía que Bakugo evadiera ciertos temas o que evitara decirle algo, no obstante, eran trivialidades, berrinche, incluso. Pero esto; era algo muy grande, muy importante. Algo que, Kacchan le ocultó sin sobrepensarlo.

Este volvió a entrar el cuarto ya con el celular apagado y su gesto diario.

- Muy bien, zombie- llamo a Shinso. - se acabó tu tiempo. Largo.

- No sin él. - el susodicho se colocó como escudo por delante del dorado- viene conmigo.

Kaminari se separó de él.

- Oye- lo llamó- estoy bien, necesito quedarme aquí.

Ambos pidieron privacidad para despedirse, La pelirrosa les advirtió nada de sexo en su recamara, pero no tardaron más de diez minutos para hablar. A Shinso le costó dejarlo ahí, sin embargo, confiaba en él y sus habilidades, además, no estaba herido y no parecía incomodo rodeado de esa gente.

Un pequeño trato   [kiribaku]Where stories live. Discover now