~Capítulo 7~

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maldita conciencia

- ¿Eres virgen?

Esa pregunta resonó en su cabeza, nunca se había parado a pensar en ese acto, no le veía la gracia o motivo, además de la gestación, en ocasiones las mujeres se le insinuaban, pero siempre había algo más importante que hacer.

Se levantó de la cama, empujando al pelirrojo.

Eijiro se apresuró a alcanzarlo. El cenizo ya estaba abriendo la puerta cuando Kirishima la azotó a esta para que no se fuera.

- No puedes irte.

- AAHHH! ¡¿y eso porque o qué?!- gritó aun dándole la espalda- ¡¿tú me lo impedirás?!

- No puedes irte, porque estas en ropa interior.

Katsuki estaba tan molesto que le había restado importancia. Se dio la vuelta sin mostrarle su rubor al pelirrojo y comenzó a recoger sus prendas.

- No quise ser grosero- se disculpó avergonzado. Lo odiaba, era verdad. Sin embargo, lo respeta. - ¿Cuántos años tienes?

Katsuki que, ya estaba andando a la puerta, invirtió su dirección tomando al ojirubí por los hombros azotándolo violentamente contra una pared.

- No permito que nadie se burle de mí, ¡¿oíste, pelos de mierda?!

- N-no yo- tartamudeo- solo que me tomaste por sorpresa. Lo pregunto por... ¿no eres menor o sí? Solo quiero saber que no estuve a punto de hacer algo ilegal.

Esa fue la gota que derramo el vaso.

Bakugo se apartó después de empujarlo de nuevo contra el muro.

- ¡Eres un criminal! ¡Un traficante! - recalcó- tú y yo hacemos cosas ilegales todo el tiempo.

- ¡SI, pero hay un límite! Solo quiero saber que no hice nada indebido.

- ¡Tengo veinte! - estalló- ¡un chico de veinte virgen, ¿contento?!- se subió el pantalón y se dirigió, de nuevo, a la salida. - ¡me largo!

Se estaba desesperando, la vida sexual inexistente en su vida no era un problema para él, no tendía por que rendirle cuentas a nadie por ello, mucho menos al imbécil de cabellos estúpidamente rojos frente suyo. No se avergonzaba de su... ¿situación?

Nuevamente Kirishima se interpuso al acto.

- ¿Te iras así? - dijo observando la entrepierna del rubio.

Katsuki imitó al pelirrojo, percatándose que estaba erecto, sus mejillas se tiñeron de rosa. Subió violentamente la cremallera- sí.

Eijiro se acercó peligrosamente a él y le susurró que él podía ayudarle con eso, provocando que el rosa pasara a rojo intenso. Esta vez de furia- no necesito tu maldita ayuda.

Sin embargo, con la delicadeza más increíble del mundo, Kirishima tomo la abertura de su vestir y la bajo lentamente- te enseño un poco de lo que se siente hacerlo.

Su deje de voz era gentil. Como si tratara de no asustarlo o algo por el estilo.

Estaba en shock. La expresión en su rostro le causo gracia al teñido. No sabía por qué le haría ese favor a su enemigo, pero ya no podía echarse atrás.

Se arrodillo sin dejar de mirar los bellos ojos carmín del pálido y libero su erección de su ropa interior.

- ¡Espera! - justo cuando Kirishima lamió su miembro

Un cosquilleo recorrió en todo su ser, esto era repugnante, entonces ¿por qué se sentía bien?

El pelos de pincho continuo con su labor, lamiendo y succionando la erección del rubio. Sentía tanto placer que cerro los puños, mientras pequeños espasmos atravesaban su ser.

Un pequeño trato   [kiribaku]Where stories live. Discover now