¹⁴| 𝙲𝚑𝚊𝚛𝚕𝚊

426 58 6
                                    

Habían pasado dos días desde la última visita de Javier y el pediatra ya estaba decidido.

Recuperar a su familia.

Primero; debía aclarar las cosas con su ex pareja sobre hacerles saber la verdad a los mellizos, era una decisión que les corresponde a los dos.

¿Me aceptarán? ¿No estarán molestos conmigo?

Desde que Javier desapareció en aquel entonces, nunca se había planteado tener una familia con otra persona. Aunque le gustaran los niños, no pensó tener uno en mucho tiempo. Bueno, eso cambió.

En segundo plano estaban sus sentimientos. Porque sí, aún con el pasar del tiempo seguía sintiendo algo por Javier, y lo comprobó cuando lo volvió a ver. Aunque no tuvieran un lazo, su conexión se mantuvo.

Ahora tenía una nueva misión; ganarse la confianza de sus hijos y enamorar otra vez a Javier.

Le mandó un mensaje y a los minutos recibió una respuesta afirmativa. Tal parece que al azabache no se le quitaba la costumbre de estar pendiente de su celular. Acordaron encontrarse en una de las cafeterías favoritas de Javier, el castaño daría lo que fuera por ver la cara del azabache al darse cuenta que aún recordaba esos detalles.

Era un jueves por la tarde, Miguel llegó unos minutos atrasado, tuvo un percance y se preparaba para pedir disculpas. No obstante, Javier apareció apenas tomó asiento.

— Perdón por venir tan tarde. —Habló Javier, tomando asiento frente a él— No tenía con quien dejar a los niños y Rubén se hizo tarde.

— No te preocupes, justo también acabo de llegar.

— Oh, bueno.

El silencio reinaba en aquella mesa. Habían intercambiado las típicas palabras del inicio de una conversación: ¿Cómo estás?, Bien, ¿y tu?, Bien, y se acabó. La joven mesera anotó sus órdenes y volvió la incomodidad.

Era tanto de lo que querían hablar, pero ninguno encontraba los términos adecuados para hacerlo.

— Eh... ¿y cómo te va en el trabajo?

— Bien, ahora puedo trabajar desde casa, así que paso más tiempo con los niños. —Mencionó con una pequeña sonrisa.

— Me hubiera encantado verlos crecer, se ve que los criaste muy bien. —Admitió el castaño.

Javier lo miró un poco apenado, después de todo se sentía algo mal. Internamente agradecía que Miguel al enterarse no le gritara o algo, ya que, no todos los días te enteras que tuviste un hijo años atrás, en este caso dos, y tu en ese entonces pareja no te dijo nada, y se fue. Javier si se hubiera molestado, pero el castaño no era alguien así, prefería enterarse de todo antes de dar una suposición y aferrarse a ella.

— Así que... estuviste fuera siete años. —Continuó Miguel.

— Sí.

— ¿Y no has tenido una relación en todo ese tiempo? —Preguntó sin pensarlo mucho, muy tarde— ¡Quiero decir! ya sabes, dar un padre o madre a... tus hijos.

— No, ¿tú si?

— Tampoco. —Alzó los hombros.

— Debiste haber visto sus caras apenas ven a Mikaela y a James ¡siempre dicen que son encantadores! pero después simplemente se van. —Mencionó con diversión Javier. Aunque no estuviera interesado alguien se le acercaba y al presentarles a sus hijos a los días desaparecían con tontas excusas, era entretenido.

— Pero si son muy lindos. —Le contestó con la misma diversión, dándose cuenta de un detalle— Es impresionante, sus apariencias se parecen mucho a uno de nosotros, pero las personalidades son contrarias.

❒ | ¿𝐔𝐩𝐬? [Mikellino]Where stories live. Discover now