²⁰| 𝙿𝚕𝚊𝚢𝚊

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Ya son semanas desde la mudanza, y cada día una nueva experiencia los espera.

Una mañana el clima no era tan favorable para algunos de la familia; Miguel y James disfrutaban del calor, todo lo contrario de Javier y Mikaela, que preferían el frío.

Hoy el sol resplandecía en lo más alto.

—Chicos~ les preparé un jugo de naranja un poco helado para que se refresquen.

—¡Wii! ¡Justo tenía sed! —celebró James.

—¿Qué hacen en el piso?

—Nos enfriamos~ —contestó Miguel— A ver niños, ahora nos damos la vuelta.

—Sip. —respondieron juntos, girando y quedando boca abajo.

—Se van a enfermar...

—Es que hace calor... —reclamó Mikaela.

—Incluso Willy nos acompaña. —sonrió Miguel viendo al mencionado que estaba a su lado durmiendo tranquilamente.

—¡Ya sé! ¡Vamos a la playa! —propuso James.

—No. —contestaron papá e hija.

—Es una buena idea. —apoyó Miguel— Vamos Javi, Mikaela, será nuestra primera vez juntos en la playa.

—Me voy a quemar. —se quejó Mikaela.

—Hay mucha gente. —le siguió su padre.

—Y no se nadar. —agregó la castaña.

—¡Yo si! —sonrió James— Yo te cuido.

—Así dijiste cuando fuimos a la piscina y casi me ahogo...

Al final, terminaron yendo a la playa. Se cambiaron y empacaron lo necesario.

—¡Quédate quieto, James! —le llamó la atención el castaño mientras le colocaba protector solar— Pareces un gusano.

—¡Listo! Ya puedes ir con ellos, Mikaela. —mencionó Javier, quien estaba sentando sobre una manta, junto a la sombrilla, con un sombrero y lentes de sol.

—vale. —asintió la menor yendo con su hermano— Willy se quedará con papá Javi ¿verdad?

—Sí, me hará compañía. —habló Javier acariciando la cabeza del canino.

—Se nota que te gusta mucho el sol, Javi. —rió Miguel siendo jalado por el pequeño hacia el mar— ¡Ya vuelvo!

—¡Diviértanse! —sonrió viendo como se iban.

Desde lejos podía apreciar las grandes sonrisas de su pareja e hijo, y la pequeña sonrisita de Mikaela. Estaba contento de cómo ha mejorado su vida.

—¿Estás seguro que no quieres ir con ellos? Pueden jugar en la arena. —como respuesta obtuvo un ladrido— Oh, esta bien.

Un buen rato estuvo observando su alrededor. No habían tantas personas, un alivio. No obstante, desde que llegaron no dejaba de sentir una mirada sobre él, pero no quería tomarle tanta importancia.

—Aaah... cada vez hace más calor. —suspiró sacando del pequeño congelador que trajeron un refresco.

—¡Hola! ¿Qué tal? —un chico más o menos de su edad apareció frente al azabache— ¿Vienes solo?

Apenas se acercó Willyperro comenzó a gruñir, asustándolo.

—¡Willy! ¡Shh! Tranquilito, ¿si? —trató de calmar al canino— Hola, no, vengo con mi familia.

—Ya veo, ¿Te puedo acompañar un rato? —sonrió, parecía amable.

—Lo lamento, pero estoy bien solo. —habló suave.

❒ | ¿𝐔𝐩𝐬? [Mikellino]Where stories live. Discover now