❝No es tu culpa que yo arruine todo y no es tu culpa que no pueda ser lo que necesitas...
Cariño, ángeles como tú no pueden volar al infierno conmigo.❞
Era todo lo bueno, y al mismo tiempo, todo lo malo.
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━━ Completa. Extensión: Prologo + 21...
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Setiembre, 2022.
Muchos creen que el sentimiento más grande es el amor, pero yo creo que el sentimiento más grande es la pérdida, sobre todo si se trata de alguien que amas. Cuando tienes al lado a esa persona crees que va a estar ahí siempre, y no te preguntas como será la vida en cuanto ya no este más a tu lado, y una vez que eso sucede no sabes que hacer o como reaccionar.
El dolor es inmenso que sientes una presión en el pecho tan gigantesca que no te permite respirar con facilidad, no piensas con claridad y te desespera el no poder expresarte correctamente. Quieres llorar, gritar y maldecir, pero a veces lo único que tu cuerpo puede mostrar es nada, absolutamente nada.
La gran mayoría de las personas asocian el llanto con la pérdida, pero la verdad es que cada persona reacciona de manera diferente; a veces duele demasiado que tus emociones se combinan y te olvidas de como expresar algo. Eso sucedió con Saebyul.
Al llegar al hospital, ya era tarde, su abuela Min había muerto media hora antes. Creí que se caería al suelo, creí que comenzaría a llorar con todas sus fuerzas como yo lo hice cuando me enteré que Heeseung había muerto, creí que mostraría su tristeza, pero me equivoqué.
Saebyul simplemente se quedó observando el suelo por horas, hasta que era momento de regresar a su casa.
Creí que lloraría en el entierro, pero tampoco lo hizo, fue la única de todos los presentes que no lo hizo y eso de alguna me sorprendió. Me sorprendió ver que a pesar de estar tan destruida por dentro, podía y seguía viéndose tan tranquila por fuera. Eso hizo que me diera cuenta de lo buena que es engañando.
Estoy en la universidad, haciendo mis prácticas con el maestro Yung y el maestro Lee. De pronto la puerta del gran salón se abre dejándome ver a Romi, ella tiene el uniforme puesto pero su cabello es distinto.
—Lamento la tardanza —dice haciendo una reverencia.
—Descuida —le dice el maestro Jung desde su escritorio.
Romi se sienta a mi costado y saca sus papeles de su bolso.
—Cambiaste el color de tu cabello —le digo sin verla, concentrado en mi lectura.
—Sí, creí que necesitaba un cambio así que ayer lo teñí. ¿Te gusta?
—Siempre te dije que el rubio o el rojizo te quedarían bien —dirijo mi mirada a ella—. Estaba en lo correcto.
—Gracias —dice con una sonrisa.
Sé lo que piensan, pero se equivocan, no estoy coqueteando. Solo admito que el color de cabello le queda bien. La he perdonado por lo que me hizo así que ya no la odio, pero tampoco significa que somos amigos. Estudiamos juntos, ayudamos a los maestros y a veces charlamos, pero todo se queda en eso. Sin embargo, por momentos, y son momentos muy cortos, mi cabeza se llena de pensamientos acerca de ella.
