FRANCIA. 2003 (actualidad)

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Las calles de Francia están completamente mojadas, apenas se ve un alma. El cielo esta encapotado con una manta gris, y cubierto de nubes negras que violentamente avecinan una tormenta. A ella la lluvia le gusta, cuando rara vez llueve, aprovecha para coger cualquier libro de la gran estantería y estirarse en la cama.

El chip chop de las gotas al chocar contra el suelo, el olor a humedad, incluso las pisadas de la gente armonizan sus lecturas ayudándola a entrar mucho más en la historia, a veces ha llegado a meterse tanto que ha soñado con la novela, soñaba que ella era la protagonista. Es una de las razones por las que ama leer; le gusta poder vivir miles de vidas que no son la suya. Y es que Isabelle considera que su vida más que una novela es una pesadilla. No le pasa nunca nada bueno.

Porque piensa así? Tuvo una discusión con su padre hacia varias horas atras, bueno, no es su padre biológico, su padre murió a manos de unos hombres vestidos de negro, como su madre, pero Christoph, que así es como se llama su padre legal, está empeñado en controlar todo lo que hace a todas horas. No la deja salir, ni apenas relacionarse.

Isabelle tiene 18 años ahora, los cumplió hace varios meses, el verano ya se ha ido, y aunque prefiera el invierno, el verano es la época en la que él, Christoph la tiene menos controlada. Tanto es el control que tiene sobre ella que cuando cumplió la mayoría de edad le compro una casa en frente de la suya para ver lo que hacía y con quien se juntaba. Le hizo ilusión tener casa propia, pero le hubiera gustado tener más libertad, al fin y al cabo ya es grande para tomar su propias decisiones.

Lo más parecido que tiene a una amiga es su vecina Carol. La conoció en el colegio, y desde el primer momento encajaron muy bien. Christoph no la dejaba hacer los trabajos que les mandaban en el instituto en casa de Carol, no sabe el porqué, y siempre tenían que hacerla en casa y con él delante, merodeando por la zona.

Jamás le había replicado nada, al fin y al cabo él le salvo la vida, si no hubiera sido por él Isabelle quizá no viviría, o quizá estaría en un orfanato, o quien sabe dónde... Christoph le dio una vida, de la cual está muy agradecida haber tenido. Tuvo educación en un colegio privado, y una gran casa en la que vivir, juguetes, y demás comodidades. Pero ella ya es mayor, y puede tomar decisiones perfectamente, sean del agrado de Christoph o no, y eso él parece no entenderlo, por mucho que tenga su custodia es grandecita ya, quiere cometer errores, quiere enamorarse, quiere que le rompan el corazón incluso, quiere empezar a escribir la historia de su vida.

Carol abre la ventana de su casa, y al ver a Isabelle la saluda efusivamente. Desde su ventana a la de Isabelle hay varios metros, las separa un cuerda que usan como tendedero.

- Hola! -dice ella con la energía que la caracteriza.

- Hola -dice Isabelle, desanimada.

- Oh no... que ha pasado? Y no me digas que nada, te conozco las caras.

- Olvidaba que eres representante de caras

- Se me da bien saber cuándo una persona está bien y cuando está mal, es un don

- Si, y mi cara tan expresiva no ayuda en absoluto a esconderlo...

- Quieres contármelo?

Isabelle suspira apoyando la cabeza en el marco de la ventana.

- He discutido con mi padre, es todo... -jugueteando con el polvo que se queda entre las varillas de metal.

- Tan grave ha sido?

- Bastante, nos hemos gritado y todo...

- Es por lo que creo que es?

Carol apoya sus brazos en el tendedero y pensativa tuerce los labios.

- Porque crees?

- Quieres libertad.

- Justo en el clavo... -chasqueando los dedos desganada.

Suspira mordiéndose el labio inferior.

- Quiero cometer errores, quiero irme de fiesta, quiero enamorarme, quiero... en fin... quiero lo que alguien de mi edad querría, no?

- Quieres tener una vida.

- Eso es.

- Christoph debería darse cuenta de que te afecta esta situación, eres mayor de edad, porque te protege tanto? Tiene que protegerte de algo? -pregunta Carol.

- No lo sé, lo he pensado alguna vez... aunque no creo que se trate de que quiera protegerme de alguien sino... quizá es su carácter, cuando me adopto me dijo que no permitiría que nadie me hiciera daño.

- Una cosa es protegerte cuando eras pequeña y otra muy diferente es ahora.

Desanimada niega cerrando los ojos, frustrada.

- Tú sabes bien que yo no me considero una persona envidiosa pero... envidio mucho las chicas que salen, que se divierten, que tienen libertad para hacer lo que quieran...

- Se que esto que te voy a decir es horrible pero... y si te saltas las normas por una vez?

- Que quieres decir?

- Ignora a tu padre, y haz lo que quieras, y así tarde o temprano él tendrá que aceptar que ya no eres una niña. Aunque sea por las malas.

Isabelle pensativa asiente.

- Pero eso sería engañarlo, no?

- Si, pero a veces hay que engañar a las personas que quieres para que recapaciten. Christoph quizá no se da cuenta de que te controla demasiado, muéstrale que lo hace, quizá le ayuda a darse cuenta y no te proteja más.

- Y así por curiosidad... como hago para que se dé cuenta?

Carol se muerde el labio, muy fuerte a su parecer, y achina los ojos.

- Tu padre no te dice siempre que no subas al altillo?

- Si, me lo ha dicho desde que era pequeña, debe de guardar papeleo aburrido de su trabajo... -quitándole importancia.

- Y si hay algo más? Piénsalo. Siempre que le preguntas al respecto sobre lo que hay ahí arriba o por qué no debes subir cambia de tema.

- Es cierto. Me he preguntado muchas veces que tiene ahí arriba que tanto miedo le da que vea.

- Pues ya sabes que hacer, mañana cuando vayas a comer, sube. Si encuentras alguna cosa interesante dímelo, ha conseguido crearme curiosidad a mí también.

Durante varios minutos se quedan mirando al cielo.

- No nos estaremos metiendo en un lio? Quiero decir, son sus cosas, si me ha prohibido subir será por algo.

- Ves? Ya estas dándole la razón. Sube a ese maldito altillo y aunque lo único que veas sean ratas mugrientas, sube, y quítate las ganas de saber que hay. Quien sabe quizá tiene un cofre lleno de oro, o... ves a saber... que será? Qué será? -canturrea Carol.

- En cuanto sepa algo te digo.

- Vale.

- Dios mío, me voy a meter en un buen lio... -dice Isabelle sintiéndose culpable.

Y es que ni ratas, ni monedas de oro es lo que se va a encontrar ahí arriba, es mucho más increíble que eso.

'ULLIEL' // COMPLETAWhere stories live. Discover now