XI

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En cierta manera le impresionó ver a Bakugo tan apacible, sentado en la orilla del edificio. Se acercó a él lentamente, sin intenciones de asustarlo. Aun así no sirvió de nada porque el rubio giró a verlo inmediatamente en el momento que sintió su presencia.

— Hola, Deku. — pronunció suavemente Katsuki. — Llegaste un poco tarde hoy.

— Me atrasé, estaba contándole la verdad de mi familia a Uraraka.

— Uraraka es tu mejor amiga, ¿No? — preguntó el rubio.

— Exacto, es muy buena persona. — murmuró el pecoso mientras se sobaba con la mano derecha contra la nuca, sentándose así a la izquierda de Katsuki, en la orilla del edificio.

— Tiene la cara redonda. — afirmó Bakugo, sin tapujos.

— ¡No es cierto! — gritó Izuku. — ¡Es una muy buena persona!

— Yo no he dicho lo contrario. Solo dije que tiene la cara redonda.

El peliverde puso los ojos en blanco y recargó su cabeza en el hombro izquierdo del contrario. Últimamente se estaba sintiendo demasiado cómodo con su compañía, cosa que, como tal y lo había dicho Mina, la chica del Distrito 8, debía de preocuparle.

— ¿No vas a entrenar? — preguntó Izuku.

— Ya entrené suficiente hoy. Ahora solo quiero estar relajado, quiero tener un poco de descanso antes de los Juegos.

— Igual yo. — contestó el pecoso, recostándose luego sobre sus codos en el suelo del lugar. — Aunque las cosas que se me están revelando no aportan mucho a mi causa.

— Oh, es cierto. Lo de tu padre, y eso.

— Si... — el chico frunció el ceño. — Sigue siendo algo frustrante.

Ambos quedaron en silencio por un momento, sin saber que decirle uno al otro. Bakugo quería hacerle saber que todo estaría bien, mientras que Midoriya quería preguntar sobre la situación de la familia del contrario.

— Debe ser un sentimiento horrible enterarte de una mentira, más en una situación como los Juegos. — empatizó Bakugo.

— No lo entenderías. — dijo con la voz floja.

— Claro que lo entiendo. Me pasó lo mismo. No fue algo tan grave, a mi parecer, — se retractó el rubio. — pero si me llegó al alma.

— ¿Qué fue lo que pasó? — preguntó Izuku.

Katsuki tomó un fuerte suspiro, para después buscar la voz con la cual le contaría la historia a Deku.

— Creo que es nacionalmente conocido que todos y cada uno de los miembros de mi familia se han ofrecido para ir a los Juegos... Y han ganado todos y cada uno de ellos. — comenzó a hablar. — Han ganado de manera legítima, hasta lo que se. Pero muy pocos de ellos han ido por su propia voluntad.

— ¿Cómo dices? — dijo sorprendido el chico a su izquierda.

— Muchas de las veces las cosechas son manipuladas, todas las papeletas dicen el nombre del miembro del clan de los Bakugo que va a ir ese año en caso de que se le ocurra revelarse y no ofrecerse como tributo.

— Pero... ¿Qué no todos los Bakugo que han ido a los Juegos se ofrecen como tributos? — preguntó Izuku con una voz tremendamente suave.

— Eso es lo que sale del Distrito 1 hacia el país. — dijo el chico con voz monótona. — La realidad es que más de la mitad de los miembros de los Bakugo se han resistido a ir a los Juegos, entre ellos... Yo. Mi madre y básicamente toda mi familia usaron sus influencias para manipular la urna de las papeletas y hacer que todas dijeran mi nombre. Así, aparentaríamos otro año más que los Bakugo son "valientes y muy preparados" — terminó el rubio, fingiendo unas comillas con ambas manos.

𝚑𝚞𝚗𝚐𝚎𝚛 𝚐𝚊𝚖𝚎𝚜 - 𝚋𝚗𝚑𝚊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora