XVI

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No permaneció en vela, pero tampoco es que haya tenido un muy buen sueño. Izuku se terminó despertando con la brisa de la mañana, y no tardó mucho para que Shoto hiciera lo mismo.

— ¿Vamos a cazar? — preguntó el bicolor.

— Ve tú. Yo iré a buscar agua.

Bajaron de la rama del árbol y cada uno se fue por su camino. Midoriya caminaba lentamente por el bosque con navaja en mano. Estaba seguro de que no iba a poder matar a otra persona, pero aun así la llevaba para poder intimidar a los demás tributos.

No tardó mucho en encontrar un pequeño lago. Al parecer este iba a ser el año del agua para la arena, ya que, en otros años, la arena estaba tan seca y pobre de estanques, arroyos y lagos que parecía un desierto —por no mencionar un año en el que la arena si fue un desierto. La mayoría de los tributos murieron de sed y deshidratación, por lo que no fue la edición más entretenida para el Capitolio—. Sacó los mismos envases de antes y entró en el agua para llenar las botellas.

— Ahí estás, maldito.

Una voz lo hizo temblar. Era exactamente la misma voz de la noche anterior, la voz que había dicho que se tenía que deshacer de mí cuanto antes. Retrocedió unos pasos, saliendo así de cualquier contacto con el agua. Ibara, por otro lado, acababa de entrar al estanque, ya que ella estaba en el otro lado.

Izuku estaba paralizado. Había caído de rodillas después de salir del lago y el agua que había cargado en las botellas se había derramado de nuevo. Veía como la mujer de cabello de hiedra se acercaba lentamente, con un gozo increíble en sus ojos, aprovechando la parálisis de Midoriya.

— ¿No huirás? — preguntó la contraria. — ¿Tan rendido estás?

El pecoso seguía sin poder moverse, todo en su cuerpo estaba tan paralizado que incluso respirar le costaba. No estaba listo para enfrentarse de nuevo al asesinato de otra persona.

— ¡Vamos niño! — provocaba la mujer. — ¡Demuéstrame todo lo que tienes!

Izuku seguía inmóvil, pero la chica a unos metros de él seguía atravesando el lago lo más rápido que podía. Midoriya no podía decidir que opción era más viable: Morir asesinado o asesinar a alguien. Sin haber decidido aún, empuñó la navaja y se levantó de su trance. Se armó de valor, se decidió por la segunda opción, y comenzó a retroceder unos pasos para entrar al agua con todas sus fuerzas.

— ¿Ya vas a luchar? — preguntó Midoriya, en un ataque de adrenalina. — ¿O seguirás haciendo comentarios tontos a mitad del lago?

El pecoso pudo ver el brillo asesino en los ojos de la chica y de inmediato se esfumó el valor que le había costado tanto acumular. Ambos comenzaron a acercarse, y, cuando Izuku estaba a unos pasos de entrar al agua, la chica se retorció en medio del lago y cayó al agua luego de unos segundos. Su cuerpo siguió haciendo movimientos brucos aún en el agua, pero Midoriya no hizo más que mirar la escena.

Se escuchó el respectivo cañonazo, el sonido que indicaba la muerte de Ibara Shiozaki.

Pero ¿Cómo murió?, Se preguntaba Midoriya.

¿Dónde está Shoto?

¿Dónde está Kacchan?

Estaba comenzando a tener un ataque de ansiedad. Así como le acaba de pasar esto a él, le podía pasar a Kacchan, Shoto, o a Ochako. Ahora solo tenía preguntas e incertidumbres, por lo que las ganas de tirarse de nuevo al suelo y llorar lo invadieron.

Pero seguía sin poder llorar.

Por lo que solo se sentó en el suelo a meditar sobre lo que había pasado mientras miraba fijamente el cuerpo inerte de Ibara.

𝚑𝚞𝚗𝚐𝚎𝚛 𝚐𝚊𝚖𝚎𝚜 - 𝚋𝚗𝚑𝚊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora