Capítulo 12

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Narra Lauren:

El desplome de la empresa era inminente. No hubo mucho que pidieramos hacer ya por la empresa; la competencia ya había comprado nuestro edificio. Habían sido días desesperados, corriendo de un alado para otro como para que al final terminaramos sin nada. 

—Ahora tenemos que desalojar —nos informa Mason. 

—Es hora de informarle a nuestros espleados —dice mi padre con resignación, apenas pudiendo ponerse de pie. 

Todos los empleados fueron combocados a una asamblea en el saló del segundo piso, donde seguramente cabríamos nosotros junto con el resto de los empleados que quedan en el edificio. Miré que algunos estaban confundidos sin saber qué asaba exactamente, algunos otros ya podían imaginarse lo que estaría por venir y lo que les deparaba. Lamentaba que tuviera que ser así, pero no había ya nada que pudiera hacer. 

Cuando las personas se reunieron y comenzaron a cuestionar a la antigua mesa directiva, mi padre comenzó a hablar sin dar vueltas, yendo directamente al punto: 

—Quizá lo sepan o quizá no, pero ésta empresa ha llegado a la quiebra —se escucharon los murmullos y las peocupaciones—. Esta empresa se acabó. No sabemos cómo actuarán los nuevos dueños con respecto a ustedes, así que hasta aquí termina su trabajo y prestación para/con nosotros. Lo lamento mucho. Por favor, regresen a sus oficinas y cubículos para recoger todas sus cosas, hoy mismo este edificio debe de quedar vacío. 

Mi padre se alejó del micrófono con mucho dolor por haberle quitado su sustento a muchísimas familias. A los demás empleados, se les hará llegar una carta en la que dirá el final de sus contratos por quiebra. 

—¿Pero nos van a pagar, señor? No tenemos nada más que el tiempo que le dedicamos a esta empresa. Muchos de nosotros contábamos con ese dinero que se nos pagaría éste mes —dice una persona. 

—Deben darnos algo como una compensación ¿o no? —pregunta alguien más. 

—Tengo una famila en casa, señor —dijeron otros más—. Sólo vivimos de esto. 

Mi padre no sabía qué decirles. 

—Silencio —tomé el parlante—. Yo mismo me encargaré de darle su sueldo, más una compensación a cada uno de ustedes de mi propio bolsillo, no deben procuparse. Con ello tendrán el tiempo suficiente para poder conseguir otro empleo. El cheque se los haré llegar por correo en un par de días, ¿está bien? 

Escuché varias voces agradecidas luego de escuchar mis palabras. Incluso, mis amigas de la oficina, Normani y Dinah estaban allí apoyándome. Ellas dos habían sido de gran ayuda en estos días tan tormentosos por los que pasamos. 

De pronto, las luces del salón se apagaron y el gran proyector se encendió detrás de nosotros. 

«¿Sabes quén es Lawrence Jauregui?», decía el titular proyectado con una fotografía mía a un lado. Todos los empleados estaban atentos. De pronto,  comenzó a escucharse una voz que comenzaría a narrar:

«Todos piensan que Lawrence Jauregui es ese chico guapo, habil e inteligenteque muchos creen conocer, pero no es así, todo es un engaño, un juego y una burla. Nuestro presidente ha estado jugando con nosotros».

Oh no, pensé. 

—¡Quíten eso de inmediato! —ordenó mi padre con suria y desesperación—. ¡Busquen al culpable!

«Su queridísimo heredero no es más que un farsante»

Se escucharon más susurrosa mi al rededor. 

LAUREN: La Heredera (Camren)Where stories live. Discover now