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Joaquin miró los informes que Soohyun tenía que escorar y sintió su cabeza girar. Lo único que veía era renglones con números y nombres que desconocía en una columna aparte. Metió el papel en la carpeta correspondiente y suspiró cansado, le había prometido ayudarle a escorar el papeleo que tenía acumulado, pero honestamente las ganas de hacerlo habían disminuido a cero cuando llegó a la quinta columna de papeles.

-Nunca había visto tu escritorio tan lleno, siempre eres muy organizada-

-Es por culpa del suplente- Respondió sin despegar su vista del computador- Pedí unas semanas de vacaciones, pero el secretario que me suplió no pudo con la carga del puesto-

-Al parecer no cualquiera puede ser la segunda mano del jefe-

Bromeó logrando una pequeña sonrisa en el rostro cansado de la omega. Joaquin admiraba la dedicación con la que Soohyun trabajaba, era alguien perfeccionista, ordenada y muy eficiente en las resoluciones de problemas, además, su gran paciencia siempre fue una cualidad que destacaba al momento de realizar tareas tediosas.

-Noona- Llamó curioso- Me gusta que trabajes aquí, pero pensé que preferirías estar con Camilo Hyung- Soohyun despegó la vista del computador y le sonrió. Joaquin acercó la silla giratoria hacia a ella y se acomodó listo para escuchar la historia. Durante mucho tiempo tuvo curiosidad acerca del porque ella no se había cambiado de empresa cuando se casó con Camilo, lo que muchas parejas buscan es estar juntos durante el mayor tiempo posible, sobre todo cuando la relación aún es joven.

-Amo mucho a mi esposo, pero me gusta tener tiempo para mí misma- Respondió- Aunque adore pasar tiempo junto a él, me sofocaría si estuviera todo el día a su lado, además, Emilio más que mi jefe es mi amigo, me agrada trabajar aquí-

-Nunca lo pensé de esa forma- Reflexionó- Tal vez no lo había considerado porque paso la mitad de mi tiempo en la academia-

-No es malo querer tu espacio personal, muchas parejas no lo comprenden y terminan discutiendo constantemente- Joaquin entonces recordó las veces en las que Emilio salía a caminar a solas por el pequeño bosque detrás de su casa. Al principio pensó que su comportamiento estaba irritando a Emilio y que por eso el mayor lo evitaba, sin embargo, poco a poco se fue dando cuenta que era un pequeño momento en el que Emilio podía disfrutar plenamente de su soledad y estar en completa paz. Le costó entenderlo, no fue hasta que notó que él igual lo hacía que lo comprendió. A Joaquin le gustaba subirse a los árboles y pasar un momento en solitario sin que nadie lo moleste, claro, siempre y cuando no se quedara atorado en las ramas de un árbol.

-Afortunadamente nunca discutí con Emilio por eso, de alguna forma u otra, siempre tratamos de comprendernos mutuamente, aunque no lo hablemos-

-Es por eso por lo que ustedes rara vez se molestan uno con el otro- Soohyun acarició sus orejas dando pequeños masajes en el inicio de ellas. Joaquin cerró los ojos y se restregó en la mano soltando ronroneos a la par. De pronto sintió la necesidad de tirarse al suelo y mostrarle la pancita, sus orejas eran una zona traicionera para él, si alguien de confianza las acariciaba terminaba perdido por las caricias.

-De igual forma, nadie puede molestarse contigo, mírate, siempre eres adorable- Soohyun abrió su cajón del escritorio y le entregó una cajita de leche- Toma, tu recompensa por ayudarme a escorar todo esto-

Joaquin tomó la cajita agradecido y bebió de su contenido feliz aun cuando sabía que la ayuda hacia su Noona había sido mínima, su gato interno se recostó perezoso y se entregó al sueño, luego volvería a las preocupaciones, mientras disfrutaría del estado de ánimo cálido de su humano que disfrutaba de su bebida sabor a fresa

Dulce Ronroneó Donde viven las historias. Descúbrelo ahora