✨Cuarenta y cuatro✨

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Joaquín tomó a Samay entre sus brazos y le acarició el lomo tratando de tranquilizarla. Últimamente se había puesto muy sobreprotectora con él, al grado de que llegó a morderle al repartidor de comida en un descuido que tuvo cuando se volteó a buscar el dinero. Inclusive había dejado de dormir en la cama, puesto que ella prefería quedarse en su casita, muy cerca de la puerta vigilando que nadie interrumpa el sueño de sus dueños. 

-No lo entiendo- Emilio intentó acostarse a su lado obteniendo un gruñido por parte de su mascota- Cómo pasé de ser su favorito, a ser sacado de mi propia cama- 

-Tal vez es porque vienes con otro olor-  Joaquín arrugó la nariz cuando olió feromonas ajenas impregnadas en el traje de Emilio. Probablemente eran de algún trabajador que tenía la intención de marcar su aroma en el cuerpo de su pareja. Joaquín nunca le tomaba importancia a esas estupideces, pero esa vez se sentía verdaderamente disgustado por estar rodeado de feromonas extrañas. 

-Por favor ve a bañarte, apestas- 

-Lo siento, tuve una junta de trabajo, mi traje absorbió el aroma de un inversionista que estaba a mi lado-  Emilio se olfateó a si mismo logrando una mueca de desagrado, Joaquín tenía razón, aprestaba, parecía como si una botella entera de vainilla se le hubiese derramado encima. Se quitó el saco y notó como Joaquín se relamía los labios mientras se iba desabotonando la camisa. 

-La ducha es lo suficientemente grande para los dos, podemos tomarnos un baño juntos- Sugirió. 

Joaquín se incorporó de la cama dispuesto a seguirlo, pero Holly le mostró sus dientes amenazándolo cuando intentó poner un pie fuera de la cama. Intentó distraerla con su pelota de juguete, pero nada parecía calmarla, Holly no iba a permitir que su dueño se atreviera a salir del perímetro establecido por ella. 

- ¡Oh vamos Holly!, no le voy a hacer nada a papá- 

Emilio se acercó para bajarla de la cama, pero ella respondió mordiéndole con fuerza la mano. Enseguida la retiró notando dos pequeños puntos rojos. Ambos se vieron sorprendidos, nunca se había atrevido a atacar a nadie, su máximo eran los ladridos, pero era todo. 

-Mejor ve a bañarte, creo que ella no te reconoce por tu aroma- 

-Tiene suerte de ser adorable, si no, la mandaría a dormir al sillón- 

Emilio vio que Holly se volteó para restregarse contra la palma de Joaquín. Aprovechó la distracción, así que se acercó rápido y le robó un beso a su omega, provocando que la cachorra se alterara y empezara a ladrar sin control. Emilio corrió e ingresó al baño huyendo de su mascota que había saltado de la cama para perseguirlo. Logró entrar antes de ser atacado y se carcajeó divertido mientras reposaba sobre la puerta saboreando su victoria

Dulce Ronroneó Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang