✨Cuarenta y cinco✨

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- ¿Qué tal sabe? - 

Ethan le metió una cucharada de papilla a la boca. Se apoyó con sus brazos sobre la mesa y lo miró expectante. Joaquín trató de no hacer una mueca mientras pasaba el líquido por su boca. Tenía un sabor insípido, ni si quiera estaba seguro de que estaba probando, además de que la consistencia estaba demasiado aguada. 

- ¿De qué se supone que es la papilla? – 

-De calabaza- 

Joaquín miró el contenido del tazón, estaba seguro de que la papilla de calabaza no debía tener aquella apariencia transparente. Lucía más como un jugo verde mal hecho. 

- Tal vez si le disminuyes un poco el agua, mejore su sabor- 

El alfa tomó una cucharada probando su creación. Enseguida escupió el contenido en el lavabo y tiró el resto que quedaba en olla a la basura, eso definitivamente no era una papilla. 

-Este es el quinto intento- Comentó mientras lavaba los platos- Lamento que hayas tenido que probarlo- 

-No estuvo tan mal, sólo debiste utilizar más calabaza y menos agua- Le recomendó- Además, no esperes a que tenga un gran sabor, los bebés de seis meses no pueden comer condimentos- 

Ethan sonrió, estaba emocionado, pese a que aún faltaban unos meses para tener a su bebé en sus brazos, no podía evitar sentirse vigorizado. Se había leído un montón de libros y revistas sobre el cuidado de infantes, inclusive había conseguido un libro de embriología médica, pero terminó arrumbado en algún lugar de su casa porque no pudo entender la terminología utilizada. 

-Me gustaría que me enseñes a cocinar, no quiero que Dylan siga comiendo platillos sin sabor-  Joaquín rio, sabía que su amigo no era exactamente el mejor cocinero del mundo, lo único que le quedaba bien era el ramen instantáneo, pero era todo. 

-Siempre que no sean postres, puedo ayudarte- 

Un llamado a lo lejos los interrumpió. Ethan secó con rapidez los utensilios que usó y los guardó en su respectivo lugar con apuro. Joaquín alzó sus orejitas y escuchó pequeños chillidos de tristeza provenientes de la habitación de sus amigos. Su instinto le orillaba a soltar feromonas para tranquilizarlo, pero se abstuvo a perturbar la zona segura de Dylan. 

-Dy despertó- Comentó mientras se secaba las manos- Últimamente se pone triste si no me ve al despertar, el cambio hormonal lo tiene más sensible- 

-No te preocupes, ya me iba, tengo que ir a comprar al supermercado – 

Ethan asintió como despedida y corrió a socorrer al omega afligido por la ausencia de su pareja

Dulce Ronroneó Where stories live. Discover now