04 | La FIESTA (sí, con mayúsculas)

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Advertencia: este capítulo puede provocar ganas de chillar intensas y paros cardíacos

DEP para nuestros corazones


04 | La FIESTA (sí, con mayúsculas)

Leah

Para mi sorpresa, la primera semana de clases con Mandy no va nada mal. Usamos las sesiones del lunes y del miércoles para conocernos mejor. Me cuenta que le gusta el yoga, hacer punto y vestir de color rosa. Y también que nunca pudo ir a la universidad, pero que es una apasionada de la cultura. A pesar de la diferencia de edad, nos entendemos bastante bien, y cuando llega el viernes tengo incluso ganas de que sean las seis para volver a pasarme por su casa.

Que Logan casi nunca esté allí juega como punto a mi favor. No volvemos a hablar en toda la semana, pero sí que nos cruzamos varias veces por el campus porque nuestras facultades se encuentran en la misma zona. Y, cuando nuestras miradas conectan, lo único que hago yo es tragar saliva y agarrar a Linda del brazo para que caminemos más rápido mientras ella se queja porque no ha vuelto a llamarla.

La única desventaja es que, ahora que compagino los estudios con mi nuevo trabajo a media jornada, casi no me queda tiempo libre para escribir. Llevo dos semanas sin publicar un nuevo capítulo y mis lectores comienzan a impacientarse. Por si con eso no bastara, creo que estoy entrando en una especie de bloqueo.

Dichosa escena del espejo.

—Como no te arregles de una vez, vamos a llegar tarde —me advierte Linda mientras se maquilla frente al tocador.

Suspiro y cierro el portátil.

—Nadie llega puntual a las fiestas. —Pero acabo dejándolo a un lado porque, me guste o no, sé que no tiene sentido intentar escribir cuando estoy bloqueada.

Me levanto desperezándome. Llevo tanto tiempo sentada que tengo los músculos engarrotados. Después voy al armario para buscar algo que ponerme, y mi ánimo cae en picado cuando veo mi ropa y comienzo a pensar que nada va a quedarme bien. Miro a Linda de reojo. Se ha recogido el pelo rubio en una cola de caballo y lleva un vestido ajustado rojo que es absolutamente espectacular.

Así es la dinámica entre las dos. Ella es la que llama la atención, sale con chicos y hace amigos allí a donde va, y yo soy la amiga invisible que se cuelga de su brazo e intenta desesperadamente caerle bien a alguien. No me sale ser yo misma frente a desconocidos. Es frustrante estar rodeada de gente, querer decir algo ingenioso y que tu cerebro se quede en blanco. Por eso no me gustan las fiestas.

Sin embargo, tengo una razón de peso para escaquearme de esta en particular.

—¿Qué pasa? —Linda se me acerca por detrás y me pone las manos sobre los hombros. Nuestras miradas conectan a través del espejo de mi armario.

Me libero suavemente de su agarre.

—No creo que ir a esa fiesta sea una buena idea.

—¿Qué? ¿Por qué? Nos han invitado.

—Es en la fraternidad de Hayes. Seguro que él estará allí.

—Y justo por eso tenemos que ir. Vamos a demostrarle que ya no tiene ninguna influencia sobre ti.

Mierda, ojalá fuera tan fácil. Si la situación fuera al revés y Hayes fuera su ex novio, Linda no dudaría en presentarse en la fiesta para dejarle claro a todo el mundo que le va mucho mejor sin él. Quiere animarme a hacer lo mismo, pero no me veo capaz. Se me revuelve el estómago solo de pensar en verlo con su nueva novia.

El arte de ser nosotros |  EN LIBRERÍASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora