27 | Dos corazones rotos

184K 16.8K 20.2K
                                    

Mini aclaración antes del capítulo: se supone que Leah le contó a sus padres lo ocurrido con Linda/la foto en Acción de Gracias, pero he decidido cambiar eso para desarrollarlo mejor en la historia. A día de hoy sus padres solo sabe que Linda y ella se han peleado (pero creen que podrían reconciliarse).

En la versión en papel todo esto está corregido, os recuerdo que la versión de Wattpad es solo el primer borrador :)


27 | Dos corazones rotos

Logan

—Supongo que no vas a contarme lo que ha pasado.

Aprieto las manos en torno al volante. Ahora mismo la idea de hablar sobre lo que ocurrió anoche me produce escalofríos. Kenny ha tenido la decencia de no preguntar durante los cinco minutos que lleva sentado en mi coche. Lo he despertado esta mañana para que fuéramos a por su camioneta. Ayer la dejó en casa de Leah. Y yo no soportaba seguir allí, sabiendo que ella estaba en mi habitación, ni un solo segundo más.

—Sasha y yo os escuchamos discutir —añade al notar que no tengo intenciones de contestar. Siento su mirada sobre mí desde el asiento del copiloto.

—Entonces no creo que tenga que contarte nada.

—¿Lo habéis dejado? —Oír esa pregunta me parte el puto corazón en dos. Ni siquiera sé qué decir. Tenso los músculos y Kenny se toma mi silencio como una respuesta—. ¿Por qué?

—Tenía que ocurrir tarde o temprano.

Solo que no esperaba que fuera a ser anoche.

No en su cumpleaños.

No cuando todo parecía ir tan bien.

—Tío, no sé qué coño ocurrió anoche, pero cuando nos fuimos del bar Leah parecía bastante borracha. No creo que debas tomarte en serio nada de lo que te dijo. Estoy seguro de que se arrepentirá en cuanto se despierte.

—Lo sé. —Me cuesta arrancarme las palabras de la garganta—. Pero eso da igual. Se ha acabado.

No voy a ser capaz de olvidar lo que me dijo.

No necesito mirar a Kenny para saber que está a punto de replicar. No me importa. Si por lo general ya me cuesta aceptar un consejo, estoy todavía menos abierto a escuchar opiniones sobre este tema. Los únicos que sabemos realmente lo que hay entre Leah y yo somos nosotros dos. Nadie ajeno tiene potestad para decir nada. Da igual lo que piense Kenny. Él no lo ve desde dentro.

No estuvo en mi habitación anoche. No vio cómo Leah se deshacía en lágrimas mientras me decía que se arrepentía de haberse enamorado de mí.

—Podrías arreglarlo, si quisieras —dice Kenny.

La ansiedad me ha mantenido toda la noche despierto, dando vueltas en mi cama improvisada en el sofá. Me he pasado horas mirando el pasillo y tratando de contener las ganas de volver a mi cuarto para hablar con Leah. No lo hecho porque no habría servido de nada. Ayer prácticamente le supliqué que no rompiera conmigo. Y aun así lo hizo.

No creo que haya nada que «arreglar».

—No quiero —me limito a responder.

—Tío —me recrimina él.

—Las cosas están mejor así.

—¿Así, cómo? ¿Con ella destrozada mientras tú te compadeces de ti mismo? Si crees que vas a convencerme de que Leah no te importa, estás perdiendo el tiempo.

El arte de ser nosotros |  EN LIBRERÍASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora