21 | Una despedida

214K 19.1K 50K
                                    


21 | Una despedida

Leah

—¿Has hablado con ella?

Niego dando un paso atrás. Sasha y yo nos hemos acostumbrado a saludarnos con un abrazo todos los días. Me he pasado por su facultad para recogerla e ir juntas al Daniel's, donde nos esperan los chicos.

—Cuando llegué a casa anoche, Linda ya estaba en su habitación —le cuento mientras echamos a andar hacia la cafetería—. Quería hablar con ella esta mañana, pero se ha ido antes de que me despertara.

—Creía que veníais juntas a clase.

—Ahora siempre la recoge su novio. Supongo que hoy se habrá ido con él también.

—¿Así que no crees que haya sido...?

—¿Marcus? No lo sé. —Sacudo la cabeza—. Las cosas entre Linda y él van... bien, creo. No me parece ese tipo de persona. De todas formas, ya no estoy segura de nada.

Teniendo en cuenta que llegué a pensar que Hayes era de fiar, no creo que deba confiar en mi propio criterio.

Lo único «positivo» de la situación es que las reacciones a la filtración de Linda han sido... diferentes. La mía pilló a todo el mundo por sorpresa. Fue una novedad, la noticia candente que alimentaba los cotilleos en los pasillos. Fui la primera. Un caso aislado. Ahora esto comienza a parecer un patrón.

Sasha me ha dicho que las chicas del campus están muy cabreadas, y con razón. He visto a varias compartiendo en redes sociales mensajes criticando a los culpables por no atreverse a dar la cara. A diferencia de mí, Linda no ha puesto su cuenta en privado y sus publicaciones se han llenado de comentarios de apoyo. Nadie se volcó de esa manera conmigo, pero no siento envidia; me da igual haber sido la cabeza turco si a partir de ahora la gente está más concienciada.

Me hubiera gustado hablar con Linda para saber cómo esta, pero, como le he dicho a Sasha, no he coincidido con ella. Tampoco ha leído los mensajes que le envié anoche. Puede que haya decidido dejar de lado el móvil hasta que se tranquilicen las cosas, como hice yo.

—Todo esto da un poco de miedo, ¿verdad? —admite Sasha—. Sé que a Linda no le caigo especialmente, pero, si cuando hables con ella ves que se siente... sola, dile que puede contar conmigo para lo que necesite. No creo que nadie se merezca esto. Ni siquiera ella.

—Gracias, Sash. —Le dedico una sonrisa sincera; es cierto que Linda nunca ha sido amable con ella, por lo que agradezco enormemente que esté dispuesta a hacer un esfuerzo.

—No las des. Ojalá encuentren pronto a los culpables.

Siento algunas miradas furtivas sobre nosotras mientras cruzamos el campus. A la gente ya se le había olvidado lo de mi fotografía, pero, con la difusión de la de Linda, el tema ha vuelto a resurgir. Procuro no achantarme y mantener la barbilla alta en todo momento. En esa época me dejé intimidar, pero eso se ha acabado.

—¿Has dicho que Linda y tú ya no venís juntas a clase? ¿Qué haces ahora? ¿Vienes en autobús? —me pregunta Sash.

—Logan suele pasarse a recogerme.

—Claro.

—No empieces —le advierto al verla sonreír.

No obstante, mi parte más egoísta agradece la distracción; llevo dándole vueltas al tema de Linda desde anoche.

—No empiezo nada —replica divertida—. Solo me alegro de saber que sois tan buenos amigos.

—Eso es lo que somos. Amigos —concuerdo.

El arte de ser nosotros |  EN LIBRERÍASWhere stories live. Discover now