capitulo 4

50 11 0
                                    


  


Gulf estaba a punto de subir al SUV cuando oyó el timbre de su teléfono móvil. En la pantalla vio que era win.

—¿Qué pasa?

—¡gulf! —win parecía estar sin aliento.

La adrenalina se le disparó. Algo había ocurrido.

—¿Qué ha pasado?

—Ven lo más pronto posible. Ha pasado algo aquí en los estudios.

—¿mew está bien? —El corazón le latía con fuerza.

—No, el cree que ha sido una broma. Me ha dicho que no te llamara, pero...

—Enseguida llego. —Interrumpió la llamada y marcó la línea directa del jefe de policía para pedirle que mandara una patrulla a los estudios, aunque todavía no tenía todos los detalles.

Llegó a los estudios en tiempo récord. En el plató, los agentes uniformados ya estaban hablando con Annette, que los miraba como con ganas de estrangularlos. Vio a mew de pie al fondo del plató. Estaba a salvo. Win se le acercó a toda prisa para contarle lo sucedido.

—Estábamos mirando un ensayo aquí en el estudio B y los actores hicieron una pausa. Max, el director, empezó a hablar con mew de ciertos cambios y entonces se oyó un grito. Le dije a mew que se quedara donde estaba. Saqué mi pistola, pero el también, y fue el primero en ir hacia el plató.

A gulf se le encogió el corazón con sólo imaginar a su hermano menor con un arma en la mano. Él lo había entrenado, pero win todavía no estaba preparado para la acción de campo. No debería haberle encomendado la protección de mew.

Aunque, en realidad, no imaginaba que algo pudiera pasar en los estudios. Sobre todo por las medidas de seguridad que regían siempre.

—Maew, una de las actrices, la que gritó, estaba junto a un charco de sangre —siguió win—. No había nadie herido. Mew se quedó mirando la sangre un buen rato y yo pensé que iba a perder los papeles. Y entonces se inclinó y la tocó.

Era de mentira. Nadie vio quién la había derramado. Habían salido todos durante el descanso. Maew fue la primera en volver.

Alguien tocó a gulf en el brazo y él se giró, rápido, tenso por las noticias y por la escasa información.

Era mew. Estaba pálido y demacrado, pero decidido.

—gulf, confíe en mí. Esto no es un crimen. Dígales a los agentes que se vayan.

—¿Cómo lo sabe? —Estaba enfadado consigo mismo por haberse fiado de la seguridad de los estudios. Si algo le hubiera sucedido a win, o a mew... no quería

ni pensar en ello. No volvería a dejarlos solos. Al fin y al cabo, era su deber proteger a mew, con o sin la seguridad de los estudios.

Mew se le acercó y él tragó saliva. Había algo en ese hombre que le resultaba tremendamente atractivo, pero en ese momento estaba demasiado irritado y frustrado para pensar en ello.

—gulf —dijo el, con voz suave—. Sé quién ha derramado la sangre falsa.

Es un buen chico y no quiero que se meta en problemas. Lo dejaré hablar con él si promete no darle mayor importancia al asunto. Por favor, dígale a la policía que ha habido un malentendido.

Estaba tentado de no hacerle caso. Tenía ganas de meterle el miedo en el cuerpo a alguien, y un chico travieso le vendría como anillo al dedo.

—Más le conviene estar en lo cierto —dijo, entre dientes.

Se acercó a los agentes, les dijo que se trataba de un malentendido y que él hablaría personalmente con el jefe. Aquello los convenció y decidieron marcharse.

Annette intentó regañarle por llamar a gente del exterior, como la policía. Pero gulf la ignoró. Llamaría a quien fuera necesario para cumplir con su deber.

Gulf acompañó a mew a su despacho, y recogió sus cosas.

—Vale, ¿qué está pasando?

—Tar pakor es mi admirador número uno —dijo, con aire travieso—.

Tiene diecinueve años y viene de un hogar conflictivo. Lo conocí hace dos años cuando vine a Bangkok a trabajar en mi primer guion. Empezó a seguirme por todas partes y, al final, tuve que enfrentarme a él. —mew cerró la puerta de su despacho y salieron al aparcamiento a buscar el SUV de gulf.

» Es un buen chico —siguió mew—. Es un poco raro, pero no tiene a nadie con quien hablar, aparte del ciberespacio. La última vez que volví a Tailandia, nos mantuvimos en contacto a través del correo electrónico. Me cae bien. Le conseguí un empleo en el departamento de decorados cuando volví hace dos meses, y hoy lo he visto en el estudio B. Esto es algo típico de él. —Se encogió de hombros y lo miró con una media sonrisa—. Le gustan las bromas macabras.

—Debería pedir que lo detengan. —¿Era una broma? Quizá gulf tendría que juzgar por sí mismo las intenciones del muchacho.

—Eso le haría tanto daño, no puede ni imaginárselo —dijo el, con la mirada un poco perdida—. Tiene que dejarme hacer las cosas a mi manera. No permitiré que lo amenace. Tar no es un discapacitado mental, pero es un poco lento.

—Ya veremos. —Cuando el le lanzó una mirada severa, gulf se echó atrás—. Lo haré a su manera... al menos para empezar.

CAPTURADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora