capitulo 5 parte 3

170 14 5
                                    





Mew cerró las puertas de doble batiente del estudio y respiró hondo. Por fin había convencido a saint de que se marchara y luego le pidió a gulf unos minutos a solas para relajarse.

Ver a saint había sido como una avalancha de recuerdos, buenos y malos. Se habían conocido y hecho amigos mientras el estudiaba en la Academia del FBI en Quántico. Mew no tenía demasiados amigos, era un extranjero. Nunca se había engañado, sabía que saint se había propuesto ser amigo de el y de pat porque salía con su compañera, Mint. Según el protocolo, no era precisamente lo más indicado que un agente mantuviera una relación con una alumna de la Academia, de modo que para él era una prioridad absoluta granjearse la amistad y complicidad de él y pat.

Sin embargo, mew no le perdonaba el haberle arrebatado a Mint lo más importante para ella, sus sueños. Después de todo lo que Mint había vivido...

pensó mew, y sacudió la cabeza. No era justo, y todo era culpa de saint.

Estaba tan sumido en sus recuerdos que no escuchó el mensaje la primera vez.

Pulsó «Rewind» y luego «Play».

—mew, llámame. —Pausa. Clic.

Era Peter.

Marcó el número. La mano le temblaba tanto que tuvo que colgar y volver a marcar. En la costa Este eran pasadas las once de la noche.

Al tercer pitido, contestó una voz muy queda.

—San .

—Con el padre O'Brien, por favor —pidió mew, tranquilo. Miró hacia la

puerta del estudio. Estaba cerrada.

Al cabo de un minuto, contestó la voz familiar de su hermano.

—Soy el padre O'Brien. ¿En qué puedo ayudarle?

De sus ojos brotaron unas lágrimas que no pudo reprimir.

—Peter, soy yo.

—Gracias a Dios que has llamado. Estaba muy preocupado.

—Siento no haberte llamado. No... no pensé. —No quería que corrieras peligro.

—No te lo reproches. He visto los periódicos y no he podido ponerme en

contacto contigo. Sabía que estabas bien, pero tenía que estar seguro. Necesitaba

escuchar tu voz.

—Estoy bien.

—Estás llorando.

El se tragó sus suspiros, y dijo, lentamente:

—Te echo de menos.

—Yo también te echo de menos. Rezo por ti todos los días.

—No tienes por qué rezar.

Silencio.

—mew...

—De acuerdo, lo siento. - sentía la presencia reconfortante de Peter a casi cinco mil kilómetros. No se veían muy a menudo. Mew sabía que era culpa suya. Peter se habría mudado a cualquier lugar del país para estar cerca de él, pero él no quería usarlo de muleta. Él se entregaría feliz a ese papel, pero no podía hacerle eso. Ni se lo podía hacer así mismo. La única vez que buscó refugio en él había sido cuatro años atrás, pero en esa ocasión las alternativas eran Peter o el

hospital psiquiátrico, y no estaba dispuesto a sacrificar su salud mental por su trabajo. Peter le había ayudado a barrer los platos rotos.

—¿Has tomado las precauciones necesarias?

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Mar 04, 2022 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

CAPTURADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora