❖22.➽ La sinceridad de la Amortentia.

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Pedido de: elizabethjimenez07

Sonreíste contra la palma de tu mano, mientras tratabas de ocultar tu sonrisa, a pesar de que Snape lo anunciaba con tanto desgano y molestia, "La señorita T/n será, de ahora en adelante, mi nueva asistente durante su clase, a petición y orden del director Albus Dumbledore" Fred codeó tu hombro y te miró con una sonrisa cómplice, mientras tú ocultabas tu sonrisa.La mirada que él te dio, hizo que instintivamente te pusieras de pie y te plantaras a su lado para ayudarlo en lo que sea que necesite, aún más cerca de él, podías olfatear su loción que no sabías que usaba. Te era difícil estar concentrada en tu tareas mientras él aprovechaba en tocar tu mano y dirigirte una mirada seductora en tu dirección.

No dejaste pasar las veces en las que Snape pasaba delante o por detrás de ti y sujetaba tu cintura, pretendiendo sujetarte solamente para que no perdieras el equilibrio. Pero tus ilusiones no permitieron que pensaras que era por ese motivo.No servías para ese cargo, y la cara de lástima de George te lo recordaba, y, si mientras estaban tus compañeros en el aula tropezabas y balbuceabas, era peor cuándo ellos se fueron, Snape te miraba inquisitivamente mientras arreglabas lo que los demás utilizaron. Ponías los últimos recipientes en el estantes, pero habías tenido la maravillosa idea de tomar muchos frascos para terminar mucho más rápido. Snape suspiró y se acercó demasiado atrás de ti, mientras te rodeaba con sus brazos para agarrar un frasco y ayudarte a ponerlos en el estante.

Tus manos empezaron a temblar y él se percató de ello, sintiéndose orgulloso de lo que provocaba en ti, pero eso solo hizo que aumentara en sus acciones. Susurraste agradecida y trataste de alejarte, pero el tomó tu muñeca y te jaló, haciendo que sus torsos quedaran juntos. "No sé cómo logró mancharse si ni siquiera tocó los calderos" dijo quitando una mancha de tu mejilla, pasando suavemente sus dedos por tu rostro. La sangre subió a tu cara y sentiste tus orejas y tu cuello calentarse. Te alejaste casi saltando y recogiste tus cosas, "Sí, a veces pasa, simplemente pasan." tartamudeaste al salir corriendo del salón. Apoyada en la puerta, pensaste en todo lo que había sucedido, mil veces lo habías imaginado, pero jamás creíste que vivirías para hacerlo realidad.

Snape rió en voz baja y se agachó para recoger la pequeña vincha roja que dejaste caer cuando corriste. Suspiró mientras la observaba, "No puede ni ponerse bien una vincha", pensó al mismo tiempo que la guardaba en su bolsillo.

Con el tiempo, pudiste acostumbrarte a ser la asistente de Snape, y en un corto lapso de tiempo, empezabas a sentirte más cómoda con él, y ahora esperabas con más ansias la clase de Pociones.Fred y George se animaron a poner un poco —mucho— de amortentia en el jugo de calabaza de Snape, que por primera vez, estaba con la guardia baja. Bebió mientras te observaba discretamente, debatiéndose mentalmente en si usaste demasiado perfume o todos usaban el mismo que tú. Miraste en su dirección, mirando con confusión cómo parecía que Snape tenía que sostenerse de la mesa porqué se había mareado de golpe.Él decidió ignorar todo y retirarse para preparar su siguiente clase, forzándose a olvidar la necesidad, ahora incrementada, de estar cerca de ti.

"Creénos, T/n." dijo George con una sonrisa, "Ginny nos lo contó todo" avisó Fred, "Y podemos asegurarte que nos lo agradeceras" George palmeó tu hombro y Fred continuó, "Incluso si primero nos odias. Ahora ve con tu profesor" dijo, empujándote fuera de la mesa. Aún más confundida, caminaste directamente al salón de pociones.Dudaste en abrir la puerta sin tocar, pero el ruido de cosas cayéndose de alertó y sin pensar entraste."T/n..." susurró Snape con sus pupilas dilatadas al verte. Caminaste a él, asegurándote de que estuviera bien, Snape tomó tu mano, pretendiendo sostenerse para levantarse, "¿Está usted bien, profesor?" preguntaste, te miró, casi sin esforzarse en ocultar la sonrisa ladina, "¿Estás aquí?", asentiste con el ceño fruncido y él continuó, "Entonces obviamente estoy bien" la respuesta te tomó desprevenida y te llevó unos segundos analizarla, segundo que él aprovecho para mirarte embobado de amor.
Ignoraste lo que sucedía en ese momento y lo ayudaste a preparar clases, te sentaste al lado de él para coincidir en algunas ideas, bueno, fue tu error; él está amortentiado.A propósito, junto su pierna contra la tuya, "accidentalmente", quedando sus rodilla juntas, te tensaste en tu lugar mientras pretendías que no había sucedido y seguiías con lo tuyo. Snape no se detuvo allí, mientras pensaba que estabas concentrada en tus papeles, él fingía estirarse solo para oler tu cabello. Continuaste ignorando eso, pensando positivamente en que con un poco de suerte, las clases empezarían pronto. Literalmente, sentiste una corriente de electricidad pasar por tu cuerpo, de pies a cabeza, cuándo él puso su mano encima de la tuya y se acercó un poco a ti, "No se lo había dicho antes, T/n, pero me parece muy adorable", murmuró mirándote directamente a tus ojos, "¡Muy bien, esto ya es raro!...Profesor, ¿Seguro que está bien?" tarareó afirmativamente, apoyando su mejilla en la palma de su mano. Allí lo entendiste, todo estaba planeado por Fred y George, y en parte era culpa de Ginny, lloraste internamente mientras le mostrabas una agradable sonrisa a Snape. No te importaba si los conocías desde que eras pequeña, o si Ginny era como tu pequeña hermana menor, querías asesinarlos en ese instante.

Afortunadamente, llegaron los alumnos y, cómo ellos lo esperaban, fulminabas a Fred y a George con la mirada. Y para agrado de todo, lo mejor de los exámenes es cuando son sorpresa, obviamente. Te ordenó repartir hojas ya escritas con distintas preguntas, te demoraste en la mesa de Fred y George para regañarlos, "¿Funcionó, T/n?" pregunto Fred, "Solo hay una forma de saberlo, Fred" dijo George mientras ponía su mano encima de la tuya y dedicándote una sonrisa. Contaron con sus dedos debajo de la mesa, llegando a uno, Snape llegó a su mesa, y mirándolo amenzadoramente, tomó tus hombros y te jaló hacía atrás, obligándolos a separar sus manos. "Ojos en su exámen, señores Weasley".

Te sentó en su escritorio y te hizo hacer el exámen a su lado, claro, sin ayudarte.Ni siquiera sabías si habías hecho bien el exámen o no, la presión de los ojos de Snape puestos en ti te intimidó y Fred y George solo se burlaban. La hora de clase pasó, sorpresivamente rápido, asímismo con las demás y ya solo quedaban ustedes para completar con su rutina.Trabajaste en silencio mientras reflexionabas. Estabas enamorada de Snape, sí, pero tenías que recordar que él estaba bajo los efectos de la amortentia y lo que hacía ahora no era real, solo la amortentia actuando. Así que debías aprovecharlo mientras durara. Dolía, pero era cierto. "¿Te molesta si te hablo de mi amor?" preguntó Snape, interrumpiendo tu reflexión. Lo miraste y parecía hablar en serio, "Voy a serle honesta profesor" dijiste, acercándote a él, lo suficiente cómo para hacer que su corazón lata, "Lo que sea que usted esté sintiéndo por mí ahora, es solo la amortentia. Alguien quizo jugarle una broma conmigo, solo es eso, mañana posiblemente no lo recuerde".
"No necesito la amortentia para amarla" admitió, a juzgar por su expresión facial, él no mentía. Tu corazón se detuvo unos instantes, Severus Snape estaba declarando su amor por ti, literalmente, y tú no sabías que hacer. "Si me dices que sí, si dices que también me amas, solo eso habrá bastado para que arriesgue todo por ti, T/n" suavizaste tu mirada, y una parte de ti te gritaba a todo pulmón que la amortentia era capaz de todo y te lo repetía constantemente. Pero la parte enamorada decía que Severus era todo lo que estaba bien en la vida...Y que dejaras de hacerte de rogar porque quizás un día él se canse y te deje de inistir.Te acercaste más, alzando un poco más la cabeza, acariciaste su mandíbula, rozando tu pulgar con su mejilla, "Hablemos de esto mañana, cuando el efecto pase." él sabía controlarlo, pero por dentro moría por estar pegado a ti y besarte numerosas veces hasta el cansancio. Y sabía que un instante más y no tendría que aguantarlo, así que solo asintió, recargándose más en tu mano. En un momento de locura, besaste su mejilla sonoramente, y otra vez, saliste casi corriendo.

Snape mantenía una mano en la zona dónde lo besaste, queriendo que tu beso no se fuera y permaneciera con él. Sería larga la espera, pero lo valdría, valdría cada minuto y hora que tuviera que esperar, si sabía que lo aceptarías. Y, al final, todos sabemos quién será el cursi y pegajoso de la relación.

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