7.La primera parada

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Era temprano en la mañana cuando logré escuchar que ya estábamos atracando en la que sería nuestra primera parada.

Tenía unas ganas de sentir tierra después de 4 días...este viaje se hará tan largo....
Con ganas de salir ya de ese barco me levanté de un salto y comencé a despertar a Leila.

-Eh señorita Leila..es hora de despertarse, no seas perezosa. - dije en voz baja mientras le chinchaba un poco en el brazo.- vamos, ya atracamos y podemos bajar.

-Arrrggg solo un ratito más...solo un rato.

Leila aún estaba muy adormiscada y no me hacía caso.

-Bueno pues me iré sin ti y te quedarás aquí sola.

Al escuchar eso Leila pegó un gran salto de la cama que hasta se golpeó la cabeza con la litera de arriba. Yo no sabía si reírme o ayudarla, fue tan gracioso. Leila se levantó al momento y se puso a arreglarse y yo con ella.

Cuando ya teníamos todo dispuesto salimos a la cubierta del barco y vimos al capitán.

-Buenos días señoritas, irán al pueblo?

-Si señor, además no nos esperen para comer y no sabemos si para dormir.-dijo Leila con un poco de arrogancia.

-Bien, les comunico que mañana a las 10 volvemos a zarpar. Espero estén aquí a esa hora o nos iremos sin ustedes.

-Esta bien capitán, aquí estaremos.-dije y le hicimos una reverencia antes de salir del barco.

Cuando ya estábamos en tierra se sintió de lo más extraño, pareciera que todavía estábamos montadas en el barco. Esa sensación de va y ven no se nos iba del cuerpo.

-Tranquila eso suele pasar cuando estás varios días subida en un barco, pronto te acostumbraras a la firmeza del suelo.-me dijo Leila agarrando se de mi brazo.

Empezamos a caminar por el pueblo, era pintoresco y muy muy antiguo. Por lo visto nos encontrábamos en Vannes, un pueblecito francés.

Leila paró a un señor para preguntarle dónde estábamos y donde podríamos hospedarnos y comer. Vaya ésta chica es una caja de sorpresas,no solo sabe inglés, si no que también maneja muy bien el francés.

-Vaya Leila, cuántos idiomas hablas?

-Jajaja, pareces sorprendida, hablo inglés, francés y alemán. Mi padre al ser de la alta sociedad, tiene que hablar varios idiomas para poder comunicarse con otros mandatarios y comerciantes y desde pequeña me enseñó para que yo no tuviera problemas con los idiomas por si en algún momento salía del país.

-Wao!! Y me enseñarás por favor?

-Claro hermanita eso está echo.-me respondió con una gran sonrisa.

Seguimos paseando por el pueblo agarradas del brazo visitando tiendas y boticas hasta que llegamos al que sería nuestro hospedaje.

-Amiga, aquí es donde me dijo ese hombre, y no muy lejos de aquí hay una taberna para comer más tarde.

-Muy bien, vamos pues.

Entramos al hospedaje que se llamaba la cabaña del sueño. Era mucho más limpio que el anterior y por lo que pude notar bastante más nuevo tambien. Se notaba que los franceses tenían otro modo de vida.

Leila estuvo un rato hablando con el hombre del mostrador y le entrego el dinero para nuestra estadía. Acto seguido una muchacha joven nos acompañó hasta nuestra habitación.

-Aquí es, espero que disfruten de su estancia.

Leila y yo agradecimos con un movimiento de cabeza y entramos. La verdad es que era un cuarto súper bonito, con dos camas muy bien vestidas, un pequeño tocador con todo lo necesario para una señorita y un pequeño baño donde había una tina de agua para bañarse, un espejo y unos cacharritos para hacer nuestras cosas.

la leyenda en el tiempoWhere stories live. Discover now