28.La recuperación

14 3 1
                                    

Salíamos de esa ciudad en silencio, y junto a nosotros otros pocos de supervivientes. Estábamos undidos mental y físicamente, por lo que más parecía una procesión fúnebre más que un viaje.

Con forme íbamos avanzando hacia la frontera de Portugal/España dirección Burgos, podíamos ver destrucción total a cada paso. A parte del terremoto, a los lugares a los que no había llegado el maremoto, estaban siendo destruidos por grandes incendios creados por la numerosas velas y candiles de la festividad de todos los santos.

Grandes incendios asediaban todas y cada una de las provincias por las que pasábamos y se veían también a los supervivientes enterrar a sus muertos.

A nuestro paso íbamos recogiendo todo lo que hacía falta para nuestra subsistencia y para el cuidado de nuestras heridas, pasaron al menos dos días en que, entre nosotros, solo cruzábamos las palabras necesarias, nuestra moral estaba baja y nuestros ánimos por el suelo.

Los heridos íbamos mejorando cada día un poco más, mi pierna estaba casi sanada y ya de vez en cuando me daba el lujo de ir andando un corto trayecto para poder mantener mis músculos en forma.

El capitán ahora no parecía agonizar y eso ya era mucho, los cuerpos de la tripulación parecían reponerse poco a poco con las comidas diarias que preparábamos unos y otros y los que no fueron tan dañados ya estaban al 100 por  100.

Una vez salimos de Portugal el caos era menor, aunque igualmente veíamos provincias recuperándose de los efectos del terremoto, por lo que pudimos ver en el mapa, estábamos cruzando Burgos dirección sur.

Después de 3 días de viaje decidimos hacer un asentamiento junto a un pequeño río, allí descansaríamos, comeríamos un poco y después de un largo y merecido descanso seguiríamos nuestro camino.

Leila y yo decidimos ir un poco río a Riba a unas pequeñas pozas a darnos un ligero baño y lavar nuestras ropas. Normalmente no estaban muy limpias pero ahora ya parecían trapos andrajosos más que algo para vestir.

Estuvimos largo rato en aquel lugar, una vez que nos dimos el baño y nuestras ropas ya estaban secándose decidimos descansar en aquel bonito lugar.

Mientras estábamos sentadas, Leila vio un gran venado, y sin pensárselo mucho, agarró su arco del que nunca se separaba, apunto y disparó, de modo isofacto el venado caía al suelo sin vida.

Muchas veces se me olvidaba las grandes habilidades de Leila, entre ellas la de la caza. Pero ahora teníamos un problema, el animal pesaba lo que parecía una tonelada y encima yo estaba medio coja.

Leila estuvo buscando por lo alrededores algo que nos ayudará a transladar a el animal por lo que, después de unos minutos, volvió con una gran tela en sus mano derecha y una fuerte rama en la izquierda.

Con un poco de imaginación y algunos trocitos inservibles de nuestra ropa, improvisamos una pequeña camilla para transladar el animal aunque fuera a rastras.

Poco a poco y con gran esfuerzo conseguimos acercarnos a nuestro campamento provisional, cuando casi estamos llegando empezamos a escuchar voces que no nos eran conocidas.

Escondiendo nos detrás de unos árboles decidimos investigar que es lo que ocurría, esperemos que por favor, no sean más problemas.

Al asomarnos vimos a un grupo de unos 9 o 10 soldados registrando todas nuestras pertenencias, además de tener a todos los miembros de nuestro grupo acorralados a punta de rifle.

Esto no es verdad, salimos de guatemala y entramos a guatepeor, no puede haber ni un solo viaje tranquilos???!!!!.

-Señor, si tienes algo en contra mía, mándame ya una puta señal por que esto ya no es normal!!!.-Solo podía clamar al cielo con rabia y frustración.

la leyenda en el tiempoWhere stories live. Discover now