20.El despertar.

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Parecía estar en un sueño, frente a mis ojos, una hermosa playa, mi hijo corriendo de un lugar a otro entre risas y juegos con alguien más, pero no podía ver la cara de esa persona solo podía ver su cuerpo, un hombre.

A mi lado, Leila, que parecía cambiar de pelo cada vez que la miraba, en un momento era morena y un minuto después era rubia, cuando su pelo era rubio parecía ser.... Marina?

Estaba muy confundida, estaba en un sueño, o viendo algún tipo de futuro? Me quedé pensando en mis cosas mientras que miraba el horizonte en aquella preciosa playa.

Parecía que estaba llena de paz, estaba feliz con las personas que quería y que se preocupaban por mi, aunque yo realmente no sabía quienes eran con seguridad.

Lo único que sabía en ese momento es que yo era feliz, la Sabari triste y vacía, ya no existía si quiera en mis pensamientos, realmente no quería salir de ese lugar.

Observando a mi hijo jugar con esa persona que no conocía, me di cuenta de que, cada vez que miraba a esa persona, lo único que podía sentir por él era amor, pero, ¿Como sentir amor por una persona que no conoces y que ni siquiera sabes quién es?

Y encima no era cualquier amor, era un amor profundo, un amor por el que se daría la vida, creo que me estoy volviendo loca de remate.

Aun pensando esas cosas, empiezo a escuchar una voz conocida que me llamaba,

-Sabari, Sabari por favor despierta, no me puedes dejar aquí sola.

Yo sabía que esa voz me era muy conocida, yo miré a todos lados y ahora me encontraba sola en aquella playa, lo único que sentía conmigo era aquella voz.

Seguía llamándome a lo lejos, parecía que me llamaba desde el cielo, ¿quizás he muerto? No es posible, yo tenía una promesa con mi hijo, yo quería salir de ahí.

Seguía escuchando como la voz me daba aliento para que luchara, para que abriera mis ojos, para que volviera a la vida. Si esa voz me decía esas cosas, era señal de que todavía había una posibilidad de salir de ahí.

Me levanté de la arena caliente y empecé a gritar.

-Estoy aquiiii!!!! Estoy aquí!! Ayúdenme a salir de aquí!!.-Repetia eso una y otra vez sin descanso.

Nadie aparecía en ese lugar, seguía estando totalmente sola, empezaba a desesperarme ante la situación, yo seguía escuchando esa voz, pero ella no parecía escucharme a mi.

Decidí entrar al agua, quizás esté en aquella dirección ya que, cuando me acerqué a la frondosa selva, la voz se iba alejando.

Me fui metiendo más y más en el océano frío hasta que mis pies no tocaban el fondo y comencé a nadar, una brazada tras otra iba avanzando entre las pequeñas olas que, con su fuerza contra mi cuerpo, hacían que empezara a perder mi fuerza después de un rato nadando.

Seguía en la lucha cuando, de repente, parecía que más que nadar estuviese volando, ya no notaba el roce del agua ni la fuerza de las olas, solo notaba una suave brisa por mi cuerpo solo vestido con un biquini.

Poco a poco en ese momento de vuelo, me fuí acercando a lo que parecía una pequeña puerta abierta, de la que salía un rayo de luz. Cuanto más me acercaba, más grande se hacía esa puerta y más se intensificaba la luz.

Estando ya frente a ella, la miraba con un poco de miedo y curiosidad al mismo tiempo, mi cuerpo no sabía si seguir o detenerse ahí, y si en el otro lado me esperaba algo malo? Mis pensamientos se disiparon cuando volví a escuchar la voz.

-Sabari, yo estaré siempre a tu lado, en tus momentos buenos y en tus momentos malos. Seré cura para tus heridas y cohetes para tus victorias.

Esa voz, esas frases, hicieron que todas mis dudas se disiparan en ese momento, la confianza volvió a mi y decidí seguir avanzando. Fuera lo que fuese lo que hubiera en el otro lado, no podía ser tan malo si esa voz estaba ahí.

la leyenda en el tiempoWhere stories live. Discover now