29.Las creadoras

11 3 2
                                    

Volvíamos a estar de nuevo en marcha, ahora con caballos que nos íbamos turnando de unos a otros para que el camino no se hiciera tan largo, por lo que sabíamos, debíamos estar dos o tres días más caminando para llegar a nuestro destino.

Ahora era una marcha un poco más alegre, ya al menos no parecía que íbamos de entierro, las voces de los chicos y de los soldados llenaban el lugar y alguna que otra risa se dejaba escuchar.

Leila y yo íbamos conversando alegremente, de vez en cuando se me escapaba alguna que otra miradita a ese general tan sumamente bello y Leila se percataba al segundo.

-Por que no dejas de babear y te acercas a decirle algo? El de vez en cuando también te echa alguna que otra miradita sabes?.-Decia Leila de forma coqueta subiendo y bajando sus cejas.

-Que dices, un espécimen cómo ese no se fijaría en alguien como yo.-Solo al escuchar esas palabras me sonrojaba.

-Tu eres tonta, que tienes tú menos que nadie,te menos precias demasiado Sabari, recuerda que hace poco eras una gran diosa.

Leila tenía en razón, me menos preciaba y era cierto que había sido una diosa, pero la verdad yo no me lo tenía creído para nada, no pensaba que fuese para tanto.

Mientras íbamos andando pudimos escuchar desde la carreta la voz del capitán, por fin había despertado. Tanto los chicos como nosotras dejamos de avanzar para ir corriendo a ver cómo se encontraba.

-Capitán, se encuentra bien? Está mejor?

Todos entre lágrimas vimos como se incorporaba y la alegría entre nosotros se hizo notar.

-Si, muchas gracias por todo.-Nos dijo con una pequeña sonrisa.-Mis chicas y mis hombres, me alegra verlos de nuevo.

Después de esas palabras del capitán nos dimos todos un pequeño abrazo en grupo, lo habíamos pasado mal, pero nos estábamos recuperando, juntos.

Al cercionarnos de que el capitán estaba bien y después de darle algo de comer, seguimos nuestro avance. Los chicos iban poniendo al día de todo lo ocurrido al capitán mientras el descansaba.

Hicimos un cambio en los caballos y menos mal, Leila y yo ya teníamos los pies molidos y nos hacía falta un pequeño descanso.

Leila se puso junto a su prometido e iban teniendo una charla un tanto coqueta y dulce, yo además de no querer ser un farolillo tampoco quería molestar, por lo que me alejé un poco del grupo para ir un rato a solas.

En ese rato me di cuenta lo que echaba de menos algunas cosas de mi tiempo, entre ellas la música, mi flamenquito que me acompañó toda mi vida, mi BTS que tantas cosas me había ayudado a superar y mi música soul que tanto me relajaba.

En ese momento me acordé de mi móvil, lo tenía en uno de los bultos que llevaba el caballo atados, dudé un momento, pero viendo que nadie estaba pendiente a mi, y que estaba sola en ese momento decidí sacarlo.

Lo encendí, dios un móvil, después de tanto tiempo, se me hacía hasta raro. Busque en mi lista de reproducción, iba a llorar, la banda sonora de mi vida la tenía registrada en este pequeño dispositivo.

Decidí buscar una de mis canciones favoritas, I like It de BTS, empecé a embriagarme del dulce sonido de la música, parecía desaparecer todo a mi alrededor, era el mejor momento que había pasado desde que llegué a este lugar.

Para que no lo escuchara nadie puse la voz baja y metí el móvil dentro de mi ropa a la altura de mi hombro, solo yo podría escucharla.

Después puse un poco de flamenco, mi Parrita, esa nota musical que desde pequeña me había sacado una sonrisa, y por último, Boyz II men-end if the Roar, esa canción me transportaba a otros lugares, al cielo, al espacio, a ese lugar reconfortante dentro de mi mente.

la leyenda en el tiempoWo Geschichten leben. Entdecke jetzt