Capítulo 6

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Charlotte Steele

Salí de casa, es la tercer semana que trato de descubrir algo pero siempre me estrelló contra un callejón sin salida. Es como si en verdad estuviera en un pozo sin fin, pero no me he rendido porque sigue sin encajar algo. Aún hay algo que estoy olvidado pero no sé bien que es.

Pero estoy segura de que hay algo que no encaja porque si no, en vez de terminar en un callejón sin salida, estoy segura de que habría algo que de fin al caso. Así que hoy es mi décimo sexto intento, y esperemos sea al fin el último.

En la facultad conocí a un chico al que su padre trabaja en la comisaría, así que le pedí que indagara un poco. En caso de llegar a abrir la boca, tengo un plan, pero estoy cien por ciento segura de que no hablará.

Oh por dios, ¡¿Cómo pude olvidarlo?!

Esto está por ponerse desagradable. Salí de casa a toda prisa, el auto sigue sin funcionar y no tengo dinero para arreglarlo así que solo me fui corriendo hasta el cementerio. ¿Estoy loca? Tal vez, pero ya tengo la idea en la cabeza, así que no hay mucho que pueda hacer para detenerme.

Una vez llegué al cementerio, me adentré al cobertizo que tienen para el mantenimiento del lugar y tomé una pala. Mi queridísima hermana me deberá demasiado después de esto. Probablemente es una muy mala idea hacerlo en la mañana pero ya no hay marcha atrás.

Aquí voy.

Tras escarbar por más de dos horas, al fin llegué al ataúd, así que retiré la mayor cantidad de tierra que pude para poder abrir el cofre. Cuando lo logré, tuve ganas de vomitar, el cuerpo estaba putrefacto, tenía gusanos por todos lados y tierra, olía demasiado mal pero por alguna extraña razón así no huele un muerto.

Estudio medicina y no sé por qué sé eso.

Saqué de mi bolsillo la navaja que cargué antes de salir. Si me equivoco, esto va a salir muy mal.

Decidida, cubrí mi nariz con mi mano y corté parte del torso del cuerpo, los gusanos se removieron y se dispersaron por todos lados. ¡Qué horror! Proseguí cortando hasta que comenzó a salir el relleno, y no, no era sangre ni intestinos.

Lo que encontré dentro era nada más y nada menos que relleno para almohada, el relleno de los peluches. Quedé perpleja ante la imagen que se encontraba frente a mí, pero lo que encontré al sacar todo el relleno fue mucho peor.

El relleno cubría un trozo de carne y Oh dios. ¡¿Qué manía tienen con los corazones?! No es nada agradable, en verdad. La vez anterior que vi uno con mis propios ojos estaba aterrada pero ahora se me hace muy normal verlo, es asqueroso pero nada del otro mundo.

Eso explica que los gusanos estén aquí y el olor a putrefacción, vaya que pensaron en todo. No puedo creer que no me di cuenta antes, en verdad luce tan real y se siente real, es casi imposible.

Volví a meter todo al ataúd, no me importó dejarlo desacomodado, y lo cubrí de nuevo con tierra. Me sentía bastante rara, incluso podría decir que siento como si los gusanos estuvieran recorriendo mi cuerpo en éste preciso instante.

Inconscientemente me sacudí y salí de ahí, una vez que hubiese quedado como antes claro está. No puedo creerlo, en realidad, si puedo. Es obvio que tenía razón, siempre la tengo.

Mientras iba de camino a casa recibí una llamada del chico al que le pedí ayuda, me dijo que si podíamos vernos en algún lugar pues tenía información. Accedí de inmediato y me fui hacia donde me dijo, no estoy en condiciones de encontrarme con alguien porque estoy demasiado polvorienta pero la vanidad no importa en estos casos. ¿Verdad?

—¿Mau? —hablé, no lo veía por ningún lado.

—Por aquí—susurró.

Volteé a todos lados, intentando verlo por algún lado, hasta que volví a escuchar un susurro. Volteé a la banca y me fijé detrás, ahí estaba el, recargado con el portátil en su regazo.

Dangerous Love #1.1©(Completo) Where stories live. Discover now