Capítulo 9

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Charlotte Steele

Una vez obtuvimos las placas del auto, nos dirigimos a buscar si el automóvil seguía siendo utilizado o en el registro, lo más probable es que no sea así pues mi padre no es idiota. Aun así, es la mejor pista que tenemos hasta ahora, no puedo imaginar a dónde la han llevado, es casi imposible tener la certeza de un cierto lugar.

¿Y si logró escapar? ¿Dónde estaría ahora? No volvería aquí, ¿o sí? Nadie vuelve al lugar en el que vivía cuando está huyendo, es tonto.

Sigo preguntándome por qué no le contó a Louis lo que descubrimos, se supone que todos son un grupo, como un escuadrón, una familia, y hacen todo juntos. Me parece extraño que no les contara todavía sobre esto, quizá deba contarle a Megan, ella debe saberlo.

De nuevo estábamos con Louis, maldita sea, ¿por qué debe ser el único con cerebro para estas cosas?

—¿En serio no van a contarme qué están haciendo? —habló de pronto.

—No ahora, después—respondió.

—Idiota—murmuró.

—Sigue buscando—ordenó Aarón.

Louis es un buen tipo, lo admito. Pero me lastima no poder corresponderle, yo sé que quizá pueda ser feliz con él, pero no es lo que quiero. Ahora solo me queda buscar una manera en la que deje de ser incómodo cada que nos veamos, dios tuve sexo con él muchas veces ¿cómo dejará de ser incómodo si me conoce de pies a cabeza?

No me gusta tener que estar aquí, así que salí de ahí y fui a recorrer el lugar, nunca vine, solo tenía en mi cabeza el lugar que detalló Blake.

Es un edificio enorme, hay demasiados empleados aquí, es algo que me parece sofocante. Los chicos se tomaron su tiempo, en realidad, tardaron más de lo que esperaba. No sé qué están haciendo ahí pero me parece que lo de las placas ya está resuelto, se escuchan murmullos desde afuera, como si discutieran.

No quise entrometerme y me alejé de ahí. Me senté en una de las bancas de la cafetería, no parecen tener buena comida aquí, no huele muy apetitoso que digamos. De pronto, una chica pelirroja, con ojos color miel y pecas en el rostro apareció por las puertas, se veía apurada.

Por alguna extraña razón me quedé mirándola en todo su recorrido a la barra de alimentos. Pidió algo de manera muy rápida y de igual manera se sentó en una de las mesas, o al menos eso intentaba hacer cuando una de las tantas cosas que llevaba en las manos se le cayeron al suelo.

Me levanté a ayudarle, se pronto me sentí nerviosa. No se veía muy grande, quizá uno o dos años mayor que yo

—Eh toma—murmuré.

¿Por qué sentía mi garganta seca?

—¡Gracias! —lo tomó—¿Me podrías ayudar a dejar eso aquí?

Asentí de inmediato. Su mirada era profunda, tenía una sonrisa resplandeciente y unos rulos muy llamativos. Acomodé sus cosas sobre la mesa, necesitaba alejarme de ahí, si no lo hacía pronto seguro que vomito ahí mismo. ¿Qué me sucede?

—¿Eres nueva? No te había visto por aquí—comienza.

Mierda, se me da bien hablar. Yo diría que soy experta pero por alguna razón justo ahora no me acuerdo ni del abecedario.

—Sí, digo no—sacudí mi cabeza—Es decir, no se No, no trabajo aquí.

Soltó una risita. ¿Es legal que una risa suene así de bien?

—¿Y qué haces aquí entonces?

—Vengo a ayudar a un amigo—mentí.

—Oh, muy bien, ¿vendrás seguido? —inquirió.

—Ahm Quizás—rasqué mi nuca.

Asintió. Miró los papeles frente a ella e hizo un puchero.

—Debo continuar con esto, quizá después nos veamos—dijo, remarcando la palabra.

—Claro, te dejo

Me giré de inmediato y comencé a caminar, cuando estuve a punto de desaparecer por las puertas volví a escuchar su voz.

—¡Por cierto, soy Kris! —alzó la voz para que pudiera oírla.

—¡Hasta luego, Kris!

Madre mía. Estoy sudando, mi corazón late con fuerza y mi respiración es agitada. ¿Qué es esto? ¿Me estoy muriendo?

Traté de calmarme, no sé qué pasa ni porque me he puesto así pero debo pararlo ya. No tengo tiempo para esto.

Unos segundos después me encuentro con Aarón, se ve irritado, molesto y decepcionado. Supongo que no han servido de nada las placas, ya lo suponíamos pero aun así es desilusionante.

—¿Nada? —inquirí cuando se acercó a mí.

—No, no hay rastros de algún auto con esas placas—pasó su mano por su rostro en signo de frustración—No sé cómo haremos esto

—Ni yo, podría estar en cualquier parte—murmuré—¿Cómo se descubren esta clase de cosas?

—No tengo ni puta idea—musitó—pero la encontraremos.

—Lo haremos.

***

Cuando volví a casa, me esperaba un hogar vacío y sin una pizca de vida. No me apetecía hacer nada así que saqué mi celular de mi bolsillo y me metí a Instagram. ¿A qué? No lo sé.

Tras estar un rato revisando perfiles, me golpeó la curiosidad y en el buscador tecleé el nombre de Kris. Iba a ser imposible encontrarla, no es un nombre muy común pero eso no significa que más personas lo tengan.

Estuve un rato buscándola hasta que encontré un perfil con una foto de unos bellos rulos pelirrojos. Aparecía que seguía a Blake, claro, ¿por qué no lo pensé antes?

Revisé su perfil con cautela, no subía mucho sobre ella, eran más paisajes y fotos de viajes. Pero las fotos que tenía eran preciosas Me quedé ahí un rato hasta que ocurrió la tragedia.

Sí. Se me ha escapado un Like. A una foto le he dado like. Pero no una reciente. ¡UNA DE HASTA ABAJO!

Me salí de la aplicación y me encerré en mi habitación. Ahora sabe que revisaba su perfil, ¿y si no sabe que soy yo? Tengo como quinientas fotos mías en mi perfil, claro que sabrá quién soy. Oh, ¿por qué soy tan estúpida?

Mi móvil repiqueteó, una, dos, tres veces. Lo encendí con lentitud y tenía tres notificaciones nuevas de Instagram, comenzó a seguirme y ¡Dos mensajes nuevos! Ay, madre mía, algo me va a dar.

Ya, mejor me muero aquí.

No los abrí.

Dangerous Love #1.1©(Completo) Where stories live. Discover now