Capítulo 21

4 0 0
                                    

Blake

Meses atrás

Jace apareció ésta mañana con buenas noticias a medias. Podré dejar ésta habitación sin salida pero solo para ir a otra pesadilla.

—¿Me estás jodiendo?

—No, es la única forma, Blake—dijo con un tono suave que solo me causaba disgusto.

—No creo que sea la única—refuté, molesta.

En ese instante, mi padre entró a la habitación y me miró fijamente. Casi podría decir que estaba contento, es su rostro de satisfacción.

—¿Qué sucede?

—Nad

—¿En serio quieres que pase de ésta habitación a dormir con Jace? —lo interrumpí, mirando directamente los ojos desalmados de mi padre.

—Sí, creo que lo hice bastante claro—respondió.

Es un idiota si cree que lo voy a hacer Aunque, Jace es un inútil, podría escapar sin que se de cuenta de que me fui.

—¿Por qué?

—Bueno, hija, la empresa necesitará un nuevo dueño Serás tú, claro está, pero debe dar la imagen alguien más—explicó—Seríamos poco tomados en cuenta si una mujer condujera la compañía.

Debe estar bromeando.

Es un misógino, machista. Nunca me tomó en cuenta por ser mujer, y para su poca suerte nunca tuvo el hijo varón que tanto quería. No entiendo porque dicen que soy lo más valioso que tiene, simplemente soy lo que le queda de su legado.

—¿Y quieres que me case con éste? —lo señalé—Claro, tiene que ser un inútil para que no se avive después.

Su expresión se tensó, algo me dice que Jace no había pensado en esto y él no quería que lo supiera.

—Solo quiero que tengas un buen hombre a tu lado—mintió.

Jace lucía orgulloso con eso último. Lo pensé demasiado, si logro escapar me salvaré de ésta.

—Bien, mancharé mi reputación si eso te place—accedí.

***

Luego de dos semanas, no soportaba más. Ya había recorrido el lugar, nunca había estado aquí, pero parecía ser alguna propiedad de la familia que no conozco. No había salida más que una ventana que no tenía seguridad rodeándola, pero haber subido ahí hace dos semanas hubiera abierto mi herida y hubiese muerto desangrada.

Tenía que soportar dormir en la misma cama que Jace, en ningún momento le permití tocarme pero una noche se pasó de la línea. Intentó besarme y estuvo a nada de tocarme cuando grité y entró mi padre para detenerlo. No creí que fuera a hacerlo, pues era lo que el quería, sin embargo se vio molesto y Jace no volvió a ponerme una mano encima.

Si papá creía que eso sería suficiente para perdonarlo, estaba equivocado.

Tuve que esperar a que se curara un poco más, hasta el día de hoy. Me sé los horarios de papá, sale a cierta hora de la mañana reuniones en cubierto, pues su empresa está clausurada desde que llegaron los inspeccionistas a revisarla. Jace sale a hacer mandados de mi padre como el perro fiel que es y entre esos momentos que se van hay un punto en el que me quedo sola con los guardias.

Así que aproveché salir en ese momento, les hice creer que dormía en mi habitación y me escapé por la ventana del baño que daba al jardín trasero, donde la seguridad solo se encontraba en una esquina.

Bajé con cuidado y caí en unos arbustos, me escabullí del guardia para salir por la cerca y así huir. Era el plan perfecto, pero justo ese día papá volvió temprano y con compañía conocida.

Scott, el oficial que me ayudó a buscar a mis agresores, estaba caminando junto a mi padre cuando me vio y cometió el primer error.

—¿Blake? —dijo, mi padre escuchó y me vio, muy molesto.

A pesar de que eché a correr, los guardias me interceptaron y me regresaron a la casa. Scott se miraba apenado, ni siquiera sé que hacía acá con mi padre, pero no puede ser nada bueno.

Alguna vez Aarón me dijo que la mafia tenía comprada a la policía, supongo que mi padre también tiene a los suyos.

—¡Eres una estúpida, malcriada! —me gritó—¿¡Me tomaste por imbécil!?

No dije nada, sus guardias me mantenían sujeta.

—¡Eres una idiota si creíste que te escaparías! —ya estaba acostumbrada a esto.

La primera vez que golpeó a Charlotte no me di cuenta y ella no me lo contó, la siguiente vez la escuché y desde esa vez todos los regaños fueron hacia mí porque me metía o echaba la culpa. Nunca me golpeó, pero sus palabras acabaron por derrumbar mi autoestima y mi valor.

—¡No sirves para nada! —dijo, frustrado—Pero ya verás, te enseñaré lo que de verdad es una jaula, para que quieras escapar y no puedas.

Y así todos sus castigos, terminaban siendo psicología inversa para hacerme creer que siempre la que estaba mal era yo.

Sentí un pedazo de tela sobre mi nariz y boca, en cuanto lo inhalé supe lo que era. Terminé por perder el conocimiento y caí inconsciente, hasta que desperté sobre una cama en una profunda oscuridad.

Cuando me puse de pie, y comencé a caminar, no llegué muy lejos pues mi mano había sido encadenada a la cama. No había nada aquí abajo más que la cama, no había luz, ni comida, no había nada ni nadie.

Me comencé a sentir sofocada, tiré de la cadena con fuerza esperando lograr algo. Grité hasta que mi garganta dolió, lloré hasta que mis ojos se cansaron y caí hasta que viniera alguien.

No hubo comida por tres días, solo un vaso de agua al día, una cubeta para poder hacer del baño, un colchón con los resortes de fuera y ninguna entrada de oxígeno visible. Estaba viviendo mi infierno en vida.

Pasaron semanas, perdí la noción del tiempo, estaba constantemente mareada, mis fuerzas se habían agotado y mi cuerpo desnutrido a penas me permitía dejar la cama. Perdí la esperanza hasta que un día la puerta se abrió, dejando entrar la luz de fuera, Scott apareció con una botella de agua y un plato de comida bien servida.

Me apresuré a devorar el plato, saboreando cada bocado, cada trago. Parecía un cachorro hambriento, sentí el paraíso en cada bocado hasta que se terminó. De pronto, sentí su roce en mi muñeca y asustada alejé mi mano, su expresión fue de culpa.

Con toda la delicadeza que pudo, rompió la cadena y soltó mi muñeca. Estaba morada y manchada de sangre seca, me ayudó a ponerme de pie y me sacó de ese lugar. Era el sótano de la casa.

—No tenemos mucho tiempo, los guardias están en una reunión con tu padre y el otro chico, solo hay algunos pero sé como salir sin que nos vean—me dijo—no debería estar trabajando hoy así que no me esperan aquí, mantengámoslo así.

Asentí, no podía hablar, a penas podía caminar. Pasamos por la oficina de papá y me solté de Scott, con esfuerzo logré entrar y rebusqué entre sus cosas algo que me funcionara. Encontré un mapa de algún lugar, unos documentos importantes y más papeles. Agarré todo y lo traje conmigo.

—Vamos, no hay tiempo—me indicó.

Corrimos por los jardines, evitando a los guardias, hasta que llegamos a la carretera, corrimos por mucho tiempo hasta que no aguanté más. Lo único que recuerdo después es que desperté en un auto y me dirigía a Liverpool. Ahí estuve de incógnita en una casa abandonada por una semana hasta que apareció Scott y me trajo ropa y comida.

De ahí lo convencí de volver a Derby y estuvimos cambiando de motel por dos semanas más, mientras analizábamos los documentos que robé.

Dangerous Love #1.1©(Completo) Where stories live. Discover now