Capítulo 31

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Amanda

Me mezclé entre la gente hasta llegar a la salida, donde supuestamente el nuevo amigo guapo de Blake me iba a estar esperando. En otra situación quizá este encuentro sería para algo completamente diferente pero no todo se puede en ésta vida.

Abrí la puerta y me sorprendí cuando vi a un guardia ahí de pie, se me quedó viendo y tuve que inventar un pretexto para estar ahí. Coloqué mi mano sobre mi vientre e hice expresión de asco, como si fuese a vomitar. Aún así el hombre me miró demasiado extraño.

—¿Qué hace aquí señorita? —preguntó, tenía una voz muy masculina.

Concéntrate, Amanda.

—No es obvio—dije con las palabras arrastradas—Una mujer como yo no puede vomitar públicamente, ne-necesitaba un lugar privado.

—Lo siento pero no puede estar aquí—dijo e intentó moverme para hacerme entrar.

Era momento para la táctica dos, cuando colocó su mano en mi brazo para ayudarme me aparte y fingí que estaba por tropezarme por el movimiento tan repentino. Me sostuve de su musculoso brazo y me quedé viéndolo detenidamente hasta que sonreí coquetamente.

—Alguien ha estado yendo al gimnasio—murmuré.

Noté como se ponía nervioso, subí mi mano un poco más hasta llegar a su hombro y me acerqué más.

—Dígame, usted tiene pareja—sonreí mientras acariciaba su hombro.

—N-no—carraspeó.

—Muy bien

—¿Por qué pregunta? —se puso firme y apartó mi brazo delicadamente.

—Porque de otro modo no podría hacer esto—y ahí me acerqué y le robé un beso.

Me aparté rápido, sonriendo y en ese momento sucedió tal como esperaba. No se pudo contener y me tomó de la cintura, me pegó a él y me besó con ganas. Quién iba a decir que los guardias pudieran besar tan bien.

Abrí los ojos, mientras seguí el beso y vi al amigo de Blake ahí detrás con una cara de sorpresa. Pasé una mano por la nuca del guardia, acariciando su cabello y luego recargué mi brazo en su hombro, lo extendí y Scott me tendió lo que necesitaba.

Después de que se fue, sin hacer ruido, me separé del guardia y pasé mi dedo por la comisura de mis labios para borrar cualquier marca de maquillaje corrido. Lo miré, sonriendo mientras guardaba lo que necesitaba discretamente en mi bolso de mano detrás de él, el pensaba que lo abrazaba pero en realidad intentaba esconder la cosa esta con una sola mano.

Cuando lo logré, me separé y suspiré.

—Tengo que volver—murmuré—Fue un placer, guapo.

—Cuando quieras, preciosa.

Me acerqué a la puerta pero en ese momento escuché como tocó el auricular de su oreja y dijo lo siguiente hay una chica sospe-. No logró terminar porque para ese momento ya lo había noqueado. Perdí demasiado tiempo moviendo su cuerpo de ahí y escondiéndolo para que cuando despertara no pudiera salir ni avisar a nadie.

Quité su arma, su auricular y todo lo que fuera importante. Lástima, era muy lindo como para ser real.

—¡Amanda! —escuché a Blake gritarme—¡Dónde carajos estás!

—Perdóname señora perfección, tuve un pequeño contratiempo—rodé los ojos—Ya voy para allá.

—Más te vale que no te tardes porque te juro que —se interrumpió el audio y agradecí por ello.

Volví a la fiesta y me reincorporé como si nada. Seguí el camino que Blake me dijo asegurándome que nadie me siguiera y caminando con lentitud en cada sector de cámaras para darle tiempo de bloquearlas temporalmente. Al fin llegué a un pasillo con muchas puertas y la del final era donde se encontraba Louis.

Todo iba a salir genial hasta que por una de las puertas salen dos guardias y maldije de mil idiomas posibles.

—¿Qué hace aquí? —preguntó uno, acercándose con lentitud manteniendo una mano sobre su arma.

—¿El baño? —de nuevo fingí estar ebria.

—¿Qué hace aquí? —repitió.

—Oye, no seas grosero—chillé—Te estoy preguntando del baño y me respondes así.

Quitó su mano del arma y se acercó, igual que el otro. Cuando ambos estuvieron a mi lado intentando llevarme del otro lado, hice como que iba a colocar mis brazos sobre sus hombros pero en realidad agarré sus cabezas, las tiré hacia el centro haciendo que chocara entre sí y cayeran inconscientes al suelo.

Seguí caminando y abrí la puerta del final, ahí estaba Louis con una computadora. Cuando me vio supo que llegaba su turno, le di el dedo de arcilla con la huella y me largué para hacerme de nuevo mensa con los tipos estos.

Estuve ahí casi diez minutos esperando a que despertaran y cuando al fin lo hicieron fingí demencia.

—¡Chicos! ¿Están bien? —dije, como si estuviese preocupada.

—¿Qué sucedió? —cuestionó uno.

—¿Fue usted? —dijo el otro.

—Yo quería sostenerme pero se me fue el peso y he hecho que chocasen—dije, fingiendo mucha culpa.

Cómo me da vergüenza tener que hacer estas estupideces.

Al final lo creyeron, espero.

Dangerous Love #1.1©(Completo) Where stories live. Discover now