Los Avcilar [Klanlar #2] [En Proceso]

• Capítulo 9 •

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Las luces del lugar nocturno parpadean y cambian de color constantemente. El ruido, gritos eufóricos y risas de las personas invaden el lugar, haciendo parecer que la vida no es tan cruel y que sí hay momentos mágicos que hacen olvidar todo lo trágico que viven las personas al día a día.

Heros dió la señal para empezar a actuar. Los muchachos vestidos con chaquetas de un equipo de fútbol empiezan un discurso motivador, dónde muchas personas les hacen barras de alegría, parece que ganaron algún tipo de campeonato.

Los chicos se levantan de los muebles de cuerina donde estábamos sentados y yo imitó sus movimientos, levantándome. Todos estamos al tanto del discurso de aquellos futbolistas, cosa que no logro entender, ¿Deberíamos cazar a la chica, no?
Frunzo el ceño.

Hasta que algo capta mí atención.

Uno de los muchachos con chaqueta del equipo va bajando las escaleras, camina con tranquilidad y se posa en la tarima al lado del chico que da el discurso, observa a los ojos a Heros y hace un pequeño asentimiento con la cabeza. Heros alza su barbilla de manera altiva.

Heros avanza, junto con los chicos, hacia el segundo piso, y yo les piso los talones siguiéndolos.

Me siento casi inservible al no entender muy bien qué hacemos, solo hago lo que ellos hacen. Bufo, enojada. Llegamos al segundo piso y caminamos hacia un pasillo; uno oscuro con una tenue luz morada, un pequeño cartel señala la palabra "baños" junto con unas flechas.

No hay ninguna persona en este segundo piso, al parecer todas están abajo pendientes del discurso.

Suspiré con impaciencia.

—No estoy entendiendo.—susurré.

Lewis me observa y ladea una sonrisa.

—Ya entenderás.

Heros se coloca detrás de una puerta y le hace señas a Eder para que se acerque. Escucho una voz del otro lado.

—Mike, creo que la puerta está atorada.—es la voz de una chica.

Y ahora puedo entender un poco mejor.

Él tal Mike, parece que ayudo a Heros a montarle una trampa a esta chica. De pronto empiezo a sentir una ligera rabia subiéndome desde los talones.

Camino con pasos fuertes y brazos cruzados, poniéndome delante de los cuatro animales frente a mi.

—¿Engañaron a la chica?—pregunté, con enojo.

—¿Mike, estás ahí?—se vuelve a escuchar la voz de Valentine. Pego mis dientes con dureza, aguantando la rabia.

Los chicos ignoran mi pregunta.

—Pregunté algo. —repetí.

Lewis se posa delante de mi y pasa mis cabellos por detrás de mis orejas. Lo observo con furia incrustada en mi pecho.