• Capítulo 11 •

1.4K 139 133
                                    

•••

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

•••

Mis manos se aprietan al volante con una fuerza descomunal, sintiendo mi pecho pesado y terror inundadarme completamente todo mi ser.

Mylos se encuentra detrás de mi, mientras mantenemos miradas conectadas por mi espejo retrovisor. ¿Cómo entro? Es Mylos, sabe sabotear e irrumpir. Lo que me aterra es su presencia; todos saben que Mylos tiene una presencia magnética e intimidante.

Inhalé profundo y aguante la respiración con mi mandíbula apretada, cuando pasando pierna por pierna, cruzó hacia el asiento de copiloto, justo a mi lado.

—¿No piensas saludarme?—su voz es muy baja y varonil. Tan intimidante como él, con ese tono de maníaco que puede aterrar a cualquiera.

—Mylos... ¿Cómo entraste?—le pregunté, sin verlo.

La última vez que lo ví, fue en aquel baño del restaurante. Sentí el mismo miedo que siento ahora, pero poco a poco me fui calmando ya que su mirada estaba perdida, tanto fue el shock de vernos después de mucho tiempo, que a ambos en aquel entonces nos dejó anonados. Ahora parece que volvio todo como fue hace tres años.

Volteo, agarrando valentía para poder observarlo, su mirada está seria, viéndome fijamente.

—No le pusiste seguro al auto.—explicó con facilidad.

Niego.

—Sí le puse.

Él niega.

—Nopi.—se cruza de brazos y posa su vista al frente como un niño que contradice.—No soy Eder que busca tutoriales hasta de como forjar cerraduras de autos.—finaliza.

Paso mis manos por mi cabello, tratando de espabilarme.

—Vale.—digo después de varios segundos de silencio.—¿Que haces acá?—tartamudeé.

—Tenía que contarte algo.

Trago grueso.

—¿Él qué?

—Vamos a otro lugar primero.—se abrocha el cinturón de seguridad sin esperar respuesta de mi parte.

—Tengo que ir a casa, mi novio me está esperando.

Parece la propia exorcista cuando voltea su mirada flash hacia mi, casi me preocupe porque se lastimara el cuello.

—¿Novio?

Fruncí el ceño al ver su mueca de asombro genuino. Asentí lentamente.

—Sí.

—¿Tienes novio?—vuelve con su pregunta, como si no pudiera creerse lo que acabo de decir.

—Aja.—muerdo ambos de mis labios, formando una mueca recta.

Él sigue viendome con sus cejas fruncidas y su cara de "es una broma"

Los Avcilar [Klanlar #2] [En Proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora