• Capítulo 10 •

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La luz del sol se cuela por el gran ventanal de la habitación, haciendo entreabra mis ojos. Me remuevo en la cama buscando comodidad y rudo hasta chocar con el pecho de Drey. Suspiró y me acurrucó sobre él, con calidez.

—Buenos días, mi amor.—lo escucho susurrar. De mis labios se alza una sonrisa.

—Buenos días.—contesté un poco dormida y con mis ojos cerrados.

—¿Cómo dormiste? Has dormido ya bastante.—suelta una pequeña risa.

Y es que sí. En la madrugada, al llegar a las tres de la mañana, en vez de dormir, tuvimos acción. Ya saben a lo que me refiero.

Me dejó agotadísima.

—¿Qué hora es?—pregunté sonriente, con mis ojos cerrados.

—Las dos de la tarde.

Ahora sí abro mis ojos asombrada, encontrándome con la belleza de mi novio. Apoya su cabeza del cabezal dorado de la cama, no tiene camisa y dudo qué tenga ropa debajo. La sábana blanca tapa hasta un poco más arriba de la v que se va asomando por su parte prohibida, dejando a la vista todo su torso, pecho y abdomen ligeramente marcado. Su cabello castaño claro con ondas brilla con los rayos de sol que entran por la ventana, ilumandole también, con un brillo especial, sus ojos celestes, haciéndolos ver más claros de los demás.

Sus pómulos están rosados y sus labios llenos y apetitosos, están humedos. Se encuentra con un libro y un lápiz, parece que está dibujando algo.

Estoy anonada viendo su belleza y el se da cuenta, ya que, sonríe dejando a la vista sus dientes blancos, marcando hoyuelos por sus mejillas.

—¿Que?—pregunta.

Y yo niego.

—No, nada.—susurré roja como un tomate.

El ríe roncamente.

—También estás preciosa.

Mis mejillas se colocan aún más rojas.

En la pared que está frente a la cama, se encuentra un espejo que cubre desde el techo hasta el suelo, dejándonos ver. Me encuentro desnuda, con mi cabello enmarañado y mis mejillas rojas. Volteó a verle.

—¿Hace cuánto estás despierto?

Me levanto de la cama, dejando mi desnudez a la vista. Con el no me da vergüenza mostrarme tal como soy. Siento cosquillas cuando mi cabello largo y negro roza con la parte trasera de mi cadera.

Me dirijo hacia el baño, dejando la puerta abierta, para ducharme y cepillarme, mientras converso con el a la lejanía.

—Hace cuatro horas, quizás.—responde.

Me lavo mi cabello y limpio mi cuerpo con jabón líquido floral y una esponja de baño.

—¿Quieres que haga algún dulce especial hoy?

Los Avcilar [Klanlar #2] [En Proceso]Where stories live. Discover now